Divulgando la cultura en dos idiómas.

Editorial: Teaching by example

A nationwide campaign is underway to stamp out bullying in our schools. It involves a broadscale network of organizations, including local, state and federal government agencies.   
Society’s wholesale anti-bullying efforts, however, are avoiding a key aspect. Children learn what they see and hear. They take their earliest cues from their parents whom they begin mimicking as infants. As they age, youngsters emulate older siblings, individuals outside the nuclear family, public figures and TV characters. During these critically formative years, everyone around them becomes a role model. Unfortunately, adults don’t always behave in a manner morally worthy of mimicry.
We’ve seen examples recently of not only egregious, outrageous and offensive but also dangerous behavior by adults. Within the past three weeks, there have been two serious and one fatal road-rage incidents here locally.
We’ve seen sports figures taking their aggressive behavior off the field.  A little over two weeks ago, NFL player Matt Elam was arrested in Delray Beach, Fla., after a dispute with his girlfriend turned physical. And back in March, Denver Broncos defensive back William Parks was arrested and charged with harassment and domestic violence.
We’ve also seen sadly outrageous spectacles of aggressive confrontation in the august environs of state power where one expects to see respectful, if passionate debate, dignity and decorum. On the last day of the Texas legislative session last week, a shoving match broke out between a handful of Democrats and Republicans on the House floor. The intervention of other lawmakers prevented the argument from escalating to a fistfight, but not before the battling congressmen accused one another of making violent threats.
Last week, an entertainer posted an image of herself online holding by the hair a bloody, decapitated facsimile of President Trump’s head. She wore a serious expression, simulating the beheading photographs taken by ISIS terrorists. A comedienne, the woman purportedly posted the graphic image as a joke. The country was appalled. Chelsea Clinton, the daughter of President Trump’s Democratic campaign rival, Hillary Clinton promptly excoriated the entertainer, calling the image “vile and wrong.”
Impressionable youngsters are being exposed to this pernicious depravity. Coverage of the road rage incidents, off-field violence of professional athletes, the indecorous barney in the Texas House and the dangerous and disrespectful Internet image of the entertainer beheading the president of the United State in effigy are widespread.
If we truly want to stop bullying in our schools, it’s time to appraise the worthiness of our own conduct as adults as positive role models and heed the words of the late novelist, playwright and social critic, James Baldwin.    
He said, “Children have never been very good at listening to their elders, but they have never failed to imitate them.”


Enseñando mediante el ejemplo

Está en marcha una campaña a nivel nacional para eliminar el bullying (acoso) en nuestras escuelas. Esto implica una red de gran escala de organizaciones, incluyendo agencias gubernamentales locales, estatales y federales. Sin embargo, los esfuerzos al por mayor de la sociedad contra el bullying están evitando un aspecto importante ya que los niños aprenden con lo que ven y escuchan. Ellos aprenden sus primeras señales mediante sus padres a quienes ellos empiezan a imitar desde que son bebés. A medida que van creciendo, los niños copian a los hermanos mayores, a personas fuera de la familia nuclear, a las figuras públicas y a personajes de televisión. Durante estos importantes años de formación, todos alrededor de ellos se convierten en ejemplos a seguir. Desafortunadamente, los adultos no siempre se comportan en una manera moralmente digna de imitación.
Recientemente hemos visto ejemplos de no solamente conductas notorias, escandalosas y ofensivas, sino también conductas peligrosas por parte de los adultos. Durante las últimas tres semanas, a nivel local han ocurrido dos incidentes serios y uno fatal de violencia vehicular.
Hemos visto figuras del deporte tomando su conducta agresiva fuera de la cancha. Hace unas dos semanas, el jugador Matt Elam de la NFL fue arrestado en Delray Beach, Florida después de que una disputa con su novia se tornó física; y en marzo, el jugador de la defensiva de los Broncos de Denver, William Park, fue arrestado y acusado de acoso y violencia doméstica.
También hemos visto espectáculos tristemente ultrajantes de enfrentamientos agresivos en los contornos del poder estatal donde uno espera ver debates respetuosos, con dignidad y decoro. La semana pasada en el último día de la sesión legislativa en Texas, se desató un enfrentamiento a empujones entre un grupo de demócratas y republicanos en la Cámara. La intervención de otros legisladores evitó que el argumento escalara a una pelea con puños, pero no antes de que los congresistas se acusaran uno a otro de hacer amenazas violentas.
La semana pasada, una comediante publicó una imagen de ella sosteniendo en la mano una imitación de una sangrienta cabeza decapitada del presidente Trump. Ella tenía una expresión seria, simulando las fotografías de decapitación que toman los terroristas de ISIS. La comediante, publicó supuestamente la imagen gráfica como una broma. El país estaba espantado. Chelsea Clinton, la hija de la rival demócrata del presidente Trump, Hillary Clinton, rápidamente criticó a la comediante, llamando la imagen “vil e inapropiada”.
Los jóvenes impresionables están siendo expuestos a esta depravación perjudicial. La cobertura de incidentes de violencia vehicular, violencia de atletas profesionales fuera del campo, la indecorosa discusión en Texas y la imagen irrespetuosa de la artista sosteniendo la cabeza representando al Presidente es extensa.
Si verdaderamente queremos detener el bullying en las escuelas, es tiempo de valorar el mérito que tiene nuestra propia conducta como adultos, como ejemplos positivos y poner atención a las palabras del fallecido novelista, dramaturgo y crítico social, James Baldwin.
“Él dijo, «los niños nunca han sido muy buenos para escuchar a sus mayores, pero nunca han fallado para imitarlos».

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