Divulgando la cultura en dos idiómas.

Cuando miente el presidente

By Jorge Ramos

El Presidente de Estados Unidos ha vuelto a mentir. Y sus mentiras podrían haber costado muchas vidas. Donald Trump ha mentido no una, dos, tres o cuatro veces. Ha mentido o dicho información falsa más de 20.000 veces desde que llegó a la presidencia, de acuerdo con el conteo que lleva el diario The Washington Post. Esta vez sus mentiras tienen que ver con la peor pandemia que ha sufrido el mundo en un siglo.
En algunas de las 18 entrevistas con el periodista Bob Woodward para su libro Rage [Ira], el presidente Trump reconoció haber minimizado el terrible impacto del coronavirus para no causar pánico. Pero si el Presidente hubiera informado a la gente antes sobre los peligros de la COVID-19 —y tomado medidas al respecto— se habrían podido salvar muchas vidas. Un estudio de la Universidad de Columbia concluye que 36.000 personas no habrían muerto en Estados Unidos si se hubieran adelantado una semana en marzo las órdenes de distanciamiento social. Pero Trump se guardó la información.
Cuando un Presidente miente —y de manera tan frontal— sobre una cuestión de salud pública pierde su credibilidad y parte de su poder. Eso es algo que Trump nunca ha entendido. La confianza ya no se puede recuperar. Y menos faltando dos meses antes de las elecciones. Ser descubierto en una mentira siempre es humillante y cuando hay tantas vidas en juego es, además, imperdonable.
Veamos dos de sus mentiras.
“Esta cosa es mortal”, le dijo Trump el 7 de febrero a Woodward refiriéndose al coronavirus. “Sólo lo respiras en el aire y así es como se transmite […]. Es más mortal que la influenza”. Sin embargo, tres días más tarde, el 10 de febrero, Trump dijo en un evento público con sus seguidores: “Parece que en abril, esa es la teoría, cuando empiece a hacer más calor, [el virus] va a desaparecer milagrosamente”. Y unas semanas después, el 26 de febrero, dijo que “el riesgo para los estadounidenses era muy bajo”. Era mentira.
Trump también minimizó el peligro para los niños. “Hoy y ayer han salido datos muy preocupantes”, le dijo a Woodward el 19 de marzo. “No es sólo a gente mayor [que está afectando el coronavirus]. A la gente joven también, a mucha gente joven”. A pesar de lo anterior, casi cinco meses después, el 5 de agosto, dijo en un programa de Fox News: “Los niños son casi inmunes a esta enfermedad”. Hoy sabemos que más de medio millón de niños estadounidenses se han contagiado del virus, según un reporte de la Academia Estadounidense de Pediatría. Eso, señor presidente, no es inmunidad a una enfermedad.
Trump, en pocas palabras, falló. No advirtió a los estadounidenses sobre los verdaderos peligros del coronavirus e, incluso, mintió sobre el impacto de esta enfermedad en los niños. Es imposible esconder a los muertos y a los contagiados. Entonces la pregunta es: ¿por qué el hombre más poderoso del mundo va a mentir sobre algo tan importante?
“Lo quería minimizar”, le dijo a Woodward en marzo. “Todavía lo quiero minimizar porque no quiero causar pánico”. Y ahora, tras la publicación de sus mentiras, Trump insiste en que hizo lo correcto. “Soy un animador de este país”, dijo en su defensa. “Yo amo a nuestro país. No quiero que la gente tenga miedo. No quiero crear pánico […]. Y lo hemos hecho muy bien”.
No, en realidad lo hemos hecho muy mal.
En Estados Unidos ha habido al menos 6,4 millones de personas contagiadas de coronavirus y alrededor de 200.000 muertes. Estados Unidos tiene sólo el 4 por ciento de la población mundial pero un 25 por ciento de todos los casos de la COVID-19 en el planeta. Y los pronósticos —antes de desarrollar y distribuir una vacuna— son realmente aterradores.
Las mentiras de Trump sobre el coronavirus serán recordadas entre las más letales de la historia moderna de Estados Unidos. Se recuerda también cuando George W. Bush justificó la invasión de Irak en 2003, con el falso argumento de que el país tenía armas de destrucción masiva. No extraña, por lo tanto, que muchos tampoco le crean a Trump cuando niega haberle llamado “perdedores” y “tontos” a soldados estadounidenses muertos en combate, como reportó la revista The Atlantic este mes.
Los grandes líderes no suelen ser conocidos por sus mentiras. Los líderes que crean historia han dicho la verdad en los momentos más difíciles, aunque duela. Aunque no deja de ser una figura controversial, Winston Churchill no mintió a los ingleses sobre la amenaza que representaba Adolfo Hitler y los nazis antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, sólo para no causar pánico. En cambio, Trump ha mentido no sólo sobre la mayor crisis de salud de su gobierno, sino, bueno, sobre todo.
¿Cuántas vidas podrían haberse salvado si Trump hubiera dicho la verdad desde un principio sobre el coronavirus? Nunca lo sabremos. Pero este líder, que en un momento dado se declaró como un “Presidente en tiempos de guerra”, mintió cuando Estados Unidos más necesitaba escuchar la dolorosa verdad.
Es posible que Trump haya mentido para tratar de asegurar su reelección. Quizás creyó que si inventaba una burbuja, una falsa realidad, muchos estadounidenses lo iban a apoyar y a votar por él. En cambio, les ha dado a los electores una clara alternativa para el 3 de noviembre: ¿A quién prefieren: al Presidente que mintió para no crear pánico o al otro candidato?

_______________________________________________________________________________

 

Share:

More Posts

Related Posts