Divulgando la cultura en dos idiómas.

Columna Jorge Ramos-Falta un año

Ramos

Tranquilos. La pelea por la Casa Blanca es tan fiera que parecería que las elecciones presidenciales son mañana. Pero no. Falta un año. Todavía hay tiempo para separar a los improvisadores de los más preparados y a los bravucones de los verdaderos líderes. Estar al frente del país más poderoso del mundo no es cualquier cosa.
Pero lo primero que me llama la atención de esta campaña electoral es que los candidatos no reflejan a la población, ni en género, ni en grupos étnicos ni en temas. De los 18 candidatos que había en un momento (15 Republicanos y tres Demócratas), sólo dos son mujeres: la Republicana Carly Fiorina y la Demócrata Hillary Clinton. En un país donde hay más mujeres (161 millones) que hombres (156 millones), según datos del 2013, esto es desilusionante y preocupante.
Lo mismo ocurre con respecto a los grupos étnicos. La presidenta de la Comisión Nacional Demócrata, Debbie Wasserman Schultz, me dijo en una entrevista que ellos son “el partido de la diversidad.” Sin embargo, en el último debate presidencial entre Demócratas no vi a ningún candidato latino, afroamericano o asiático. Sí, es cierto, Barack Obama fue el primer presidente afroamericano de la historia. Pero eso ocurrió en el 2008. ¿Qué han hecho desde entonces los Demócratas para preparar a candidatos presidenciales de las minorías? Aparentemente no mucho.
Entre los candidatos Republicanos hay más diversidad. El neurocirujano Ben Carson es afroamericano y, por primera vez, hay dos candidatos latinos buscando la presidencia: el senador Ted Cruz y el senador Marco Rubio. Ambos son hijos de inmigrantes, y también lo es el gobernador Bobby Jindal, quien tiene padres de la India.
Desafortunadamente, ni Cruz ni Rubio apoyan la legalización de la mayoría de los 11 millones de inmigrantes indocumentados. No entiendo por qué no le quieren dar la oportunidad de regularizar su situación a los inmigrantes que llegaron después de sus padres.
Para que el partido Republicano haga las paces con los latinos es necesario, primero, que apoye algún tipo de reforma migratoria. Pero tercamente se resiste… a pesar de que la mayoría de los votantes Republicanos apoya darle la ciudadanía o la legalización a los indocumentados, según la última encuesta del New York Times. Es decir, casi todos los candidatos del partido Republicano no piensan como la mayoría de sus votantes.
La resistencia es tal que el nuevo líder de la cámara de representantes, el Republicano Paul Ryan, prometió bloquear cualquier plan de legalización hasta el 2017. “No habrá ninguna reforma migratoria bajo el presidente (Obama),” le dijo a la revista National Review. Empieza mal Ryan. Eso no demuestra ninguna voluntad política de resolver uno de los principales problemas del país. Ryan, si quiere tener éxito como un líder nacional, tiene que alejarse de las ideas de Donald Trump.
Sin embargo, tenemos que reconocer que los primeros meses de la campaña presidencial en Estados Unidos estuvieron marcados por las alocadas, insultantes e ignorantes declaraciones de Donald Trump sobre los inmigrantes. Tendrá muchos millones pero no entiende hacia donde va este país. Para el año 2055, los blancos — cuya ayuda Trump necesita si espera ganar la presidencia — serán una minoría más.
En 40 años todos seremos parte de una minoría y el cambio ya se siente. Sin latinos, no hay Casa Blanca. Trump asegura que los hispanos lo aman. No es cierto. ¿Cómo lo van a querer con tantos insultos?
Una encuesta de AP dice que sólo el 11% de los hispanos tiene una opinión positiva de Trump. Eso no es suficiente para ganar la Casa Blanca. Mitt Romney obtuvo el 27% del voto latino en el 2012 y perdió. A John McCain tampoco le alcanzó el 31% del voto hispano para ganar en el 2008. Es imposible que Trump llegue a la Casa Blanca con solo el 11% de los latinos. Hay nubes en Trumplandia.
Qué campaña tan rara con tantos candidatos tan alejados de los votantes. Pero calma; todavía tenemos todo un año. Los extremos casi siempre se van, y las elecciones se ganan con el voto de los que están en el centro.
A cruzar los dedos. No. Mejor a votar.
(Jorge Ramos, periodista ganador del Emmy, es el principal director de noticias de Univision Network. Ramos, nacido en Mé–xico, es autor de nueve libros de grandes ventas, el más reciente de los cuales es “A Country for All: An Immigrant Manifesto.”)


We’ve Still Got a Year to Go

Jorge Ramos

Judging by the all the ferocity in politics these days, one might guess Election Day were right around the corner. Yet we’ve still got a year to go before the fight for the White House is settled. There’s still plenty of time to sort out the bullies from the true leaders, the genuine hopefuls from those merely playing a role.
  In addition to the viciousness of the Republican campaign, what has also struck me during these early months of the election cycle is the fact that the presidential candidates do not fully reflect voter demographics in the U.S. Out of 18 major candidates (15 Republicans and three Democrats at press time), only two are women: Republican Carly Fiorina and Democrat Hillary Clinton. In a nation where women outnumber men (161 million versus 156 million, according to data from 2013), this is disappointing and worrisome.
  The same could be said about ethnicity. I recently spoke with Debbie Wasserman Schultz, the chairwoman of the Democratic National Committee, and she pointed out that the Democrats were still “the diversity party” in America. Yet in the last Democratic presidential debate, I didn’t see any Latino, African-American or Asian candidates on the stage. Indeed, the election of Democrat Barack Obama made history in 2008, but what have Democrats done since then to support and encourage more minority presidential candidates to run?
  Surprisingly, the Republican bench is more diverse. Retired neurosurgeon Ben Carson is African-American; Bobby Jindal is the son of Indian immigrants; and two Latinos, Ted Cruz and Marco Rubio, were born to immigrants from Latin America.
  Despite the candidates’ diversity, however, immigration reform remains a sticking point in terms of attracting more Hispanic voters to the GOP. For instance, neither Cruz nor Rubio supports a path to legalization for most of the 11 million undocumented immigrants now living in the U.S., a stance that I don’t fully understand. Given their background, why not offer immigrants who arrived after their parents a similar opportunity to become Americans?
  Republican leaders realize that they must eventually support some sort of immigration reform in order to attract Hispanic voters. But the party stubbornly resists, even though most Republican voters support immigration reform, according to a recent poll from The New York Times.
  The resistance against reform is so deep that Paul Ryan, the newly elected speaker of the House, recently vowed to block any immigration legislation from being voted on for the near future, assuring Republican lawmakers in a letter obtained by The National Review that he would not bring up comprehensive immigration reform “so long as Barack Obama is president.”
  That’s a bad start for Ryan. If he wants to succeed as a national leader, Ryan has to demonstrate some political will, and steer clear of any strategies that resemble those of Donald Trump.
  The first few months of the current presidential campaign have been marked by Trump’s offensive and ignorant declarations about immigrants in this country. Those statements are driving a deeper wedge between Latinos and the GOP, underscoring the fact that the billionaire presidential candidate has no clue where the U.S. is heading demographically. By 2055, white Americans will lose their majority status.
  Today no candidate can win the White House without the support of Hispanics. And while Trump has claimed that Hispanics love him, that’s hard to believe after all his insults and attacks. In fact, a recent poll from the Associated Press showed that only 11% of Latinos have a positive opinion about Trump. That’s not nearly enough support needed to win the White House. In 2012, Republican candidate Mitt Romney was only able to draw about 27% of the Latino vote, and John McCain won 31% of the Hispanic vote in 2008.
  Today, with such a small percentage of Hispanic voters willing to cast a ballot for Trump, he’ll likely join the likes of Romney and McCain.
  But perhaps all of this analysis is premature — again, the election is about a year away. And the extremists from both parties tend to fade away in the months before Election Day, leaving only the moderates standing.
  Let’s keep our fingers crossed that this happens soon.
  (Jorge Ramos, an Emmy Award-winning journalist, is the host of Fusion’s new television news show, “America With Jorge Ramos,” and is a news anchor on the Univision Network.

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