La violencia ha protagonizado gran parte de los meses de este año. Violencia relacionada con la falta de tolerancia, uno de los valores humanos más importantes y base del respeto entre las diferentes razas, culturas, ideologías, religiones y creencias.
Como decía Mahatma Gandhi, “puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio”.
Imponer nuestras opiniones sólo nos aleja de las personas. Aunque no siempre nos demos cuenta, ejercemos una discriminación negativa hacia la persona a la que no aceptamos. No es blanco o negro, y por ello no siempre debemos pensar igual.
Las circunstancias que nos rodean, nuestro pasado, infancia o eventos importantes que han hecho mella en nosotros, han cambiado nuestra manera de ver y aceptar las cosas. Es importante conocer el contexto que rodea el pensamiento de la otra persona. Sólo así llegaremos a comprender por qué está acertado, equivocado o, simplemente, es una nueva posibilidad que no habíamos ni siquiera imaginado.
A pesar de continuar siendo fiel a nuestros valores, una mente abierta nos ayudará a entender y a respetar otros planteamientos. Como explicaba Alexander Pope, “nuestros prejuicios son igualitos a nuestros relojes: nunca están de acuerdo, pero cada uno cree en el suyo”. Si simplemente nos ponemos a la defensiva en todo lo que no siga nuestro camino, es imposible hacernos dueños de la razón. Nos convertimos en nuestras propias barreras limitantes.
La tolerancia nos ayuda a ampliar nuestro discurso al atender a la otra persona; a ser más empáticos. Lo mejor de escuchar es todo lo que podemos llegar a aprender del otro, ser una auténtica esponja de conocimiento y enriquecer nuestra mente y espíritu.
La paciencia es una habilidad importante para la tolerancia. Ciertas situaciones nos empujan a mantenernos en nuestra opinión, y a empujar fuera los juicios del resto. Tomarnos un instante para adoptar una visión general, nos ayudará a abrir un diálogo con nuestro interlocutor y a tratar de comprender, no por ello adoptar, lo que nos quiere transmitir y su contexto.
En un mundo tan diversificado, la disposición de los seres humanos a mantener una visión global y aceptar el pluralismo, es fundamental para disfrutar una vida de bienestar y abundancia. Como decía John Fitzgerald Kennedy, “si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas”.
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