I remember my conversation with a famous and successful businessman who told me about one of his executives who harassed his secretary and almost got her to commit suicide. He protected her by transferring her to another apartment and did not say anything to the executive. I was outraged and asked him why he did that, he told me that if he took reprisals for that reason, there would be almost no managers left. That conversation happened more than fifteen years ago. Sexual harassment is not a recent dilemma.
Will anyone dare to say that sexual harassment is not a problem in our Latin American countries? Again we are invaded by the famous ostrich syndrome, of which I never get tired of speaking. Latinos live denying reality. When someone tells us, we accuse them of being rude or being very direct.
I do not consider sexual harassment to say a nice and fine compliment to a woman or vice versa. I do not want us to live with the constant fear of having to defend ourselves against a demand or losing our spontaneity and gallantry. The day that happens we would lose one of our charms, especially of the Caribbean. We must be smarter, copy the good and avoid the bad. By this, I mean that we must put aside another syndrome that characterizes us, deny reality and put a lock after we get robbed.
Schools, businesses, the media, and especially parents, we must begin to prevent sexual harassment. How to do it? Sexually educating, speaking of respecting others, teaching sexual health without manipulation and without using others.
A person who needs to offer money, increase salary and other benefits in exchange for sex, of course never good sex, should seek help from a professional.
Good sex cannot be based on disrespect and the use of power. This speaks of our ignorance and low esteem and reflects an outdated sexism of the cave age. In most of our countries and in the United States, there are very strict laws against sexual harassment. We must avoid them to not have regrets.
According to Masters and Johnson, “All sexual conduct must be tolerated socially, individually and legally, as long as it complies with the following principles:
* Freedom: That those who perform sexual activity do it voluntarily.
* Respect: That no third party is injured in any way.
* Responsibility: That is between adults, people able to foresee the consequences of their sexual behavior and avoid or face them. “
Statistics show that unwanted sexual pressures at work, school, doctor’s office, etc. affect in several aspects:
1) Emotionally
2) Economically
3) In productivity, efficiency and labor relationships
4) In social relationships, inside and outside of employment
5) In family relationships
6) In sexual life
Once again, education is the only way out!
Hostigamiento sexual, ¿un dilema reciente?
Recuerdo mi conversación con un famoso y exitoso hombre de negocios que me contaba sobre uno de sus ejecutivos que acosaba a su secretaria y la tenía casi al borde del suicidio. Él la protegió trasladándola a otro departamento y no le dijo nada al señor ejecutivo. Cuando indignada le pregunté por qué, me dijo que si tomaba represalias por ese motivo, no le quedaría casi ningún gerente. De esa conversación hace más de quince años. El hostigamiento sexual no es un dilema reciente.
¿Alguien se atreverá a afirmar que el hostigamiento sexual no es un problema en nuestros países latinoamericanos? Nuevamente nos invade el famoso síndrome del avestruz, del que no me canso de hablar. Los latinos vivimos negando la realidad. Cuando alguien nos la dice, lo acusamos de grosero o de ser muy directo.
No considero acoso sexual decirle un piropo agradable y fino a una mujer o viceversa. No quisiera que viviéramos con el miedo constante de tener que defendernos de una demanda o que perdiéramos nuestra espontaneidad y galantería. El día que eso ocurra perderíamos uno de nuestros encantos, sobre todo de los caribeños. Debemos ser más inteligentes, copiar lo bueno y evitar lo malo. Con esto quiero decir que debemos dejar a un lado otro síndrome que nos caracteriza; negar la realidad y poner candado después que nos roban.
Las escuelas, las empresas, los medios de comunicación, y sobre todo los padres, debemos empezar a prevenir el hostigamiento sexual. ¿Cómo hacerlo? Educando sexualmente, hablando de respeto por el otro, de sexualidad sana sin manipulación, sin usar a los demás.
Una persona que necesite ofrecer dinero, aumento de salario y demás beneficios para conseguir un momento de sexo, claro jamás de buen sexo, debe revisarse y buscar ayuda de un profesional.
Un buen sexo no puede basarse en la falta de respeto y el uso del poder. Esto habla de nuestra ignorancia y baja estima y refleja un machismo trasnochado de la época de las cavernas. En la mayoría de nuestros países y en los Estados Unidos, existen leyes muy severas contra el acoso sexual. Debemos evitar para luego no tener que lamentar.
Según Masters y Johnson, “Toda conducta sexual debe ser tolerada social, individualmente y jurídicamente, siempre y cuando cumpla con los siguientes principios:
* Libertad: que quienes realicen la actividad sexual lo hagan voluntariamente.
* Respeto: que no se lesione a terceras personas bajo ningún aspecto.
* Responsabilidad: que sea entre adultos, personas capaces de prever las consecuencias de su conducta sexual y evitarlas o afrontarlas.”
Las estadísticas demuestran que las presiones sexuales indeseadas, sea en el trabajo, en el lugar de estudios, en el consultorio médico, etc. afectan en varios aspectos:
1) Emocionalmente
2) Económicamente
3) En la productividad, eficiencia y relaciones laborales
4) En las relaciones sociales, dentro y fuera del empleo
5) En la vida familiar
6) En la vida sexual
¡Una vez más, educar es la única salida!