We were not programmed to have a successful relationship; nobody teaches us that. Who taught you to love? You learned to love through the romantic relationship between your mother and father. Would you like your romantic relationship to be like theirs? If they had problems, those are the same you are going to have in your own relationship because mom and dad were your universe.
If we want to stop recycling our disorders and problems, if we want our children to be better and suffer less, we have to improve our relationship because that is the model they copy. Growing up and changing particularly benefits the children.
If we saw our parents with that “face” of dissatisfaction, if we grew up in the middle of fights, big crises and disagreements, it is very possible that we repeat it in our marriage. All of this makes us see “marriage” as something we do not want to repeat. The child who lived this still lives in us and does not discriminate. For the child, that is marriage.
I will never forget a patient who told me how terrible it was to live in a house with an alcoholic father. She married an alcoholic, and after years and children, they got divorced. Years later, she again had a relationship with another man, who was also an alcoholic!
Since we are little, many of us have “decided” not to get married because of what we have lived or seen in our house. That child we all have inside, since for our unconscious time does not pass, says: “Why should I get married if women fight so much, or why should I marry if men are all cheaters or abusers?”
After, as adults, “we forget.”
We fall in love and we get married, although perhaps with an “unconscious fear,” the child is telling us, “Careful, that thing they call marriage doesn’t work, remember mom and dad’s?” But we are so in love that we don’t listen. Big mistake, because when we get married, it is not the adult who does it but the child in each of us. Whatever “gets out” in the day to day in our relationship is that “child.”
Hence, with our partner we behave by asking and demanding that they fill all those gaps that we bring from childhood. That is why the behavior of our partner hurts us so much, because it touches emotional wounds that we have not healed from.
¿Por qué nos hiere tanto la conducta de nuestra pareja?
Nosotros no fuimos programados para tener una relación exitosa, nadie nos enseña eso. ¿Quién te enseñó a amar? Aprendiste a amar a través de la relación de pareja de papá y mamá. ¿Te gustaría que tu relación de pareja sea como la de ellos? Si ahí hubo problemas, esos mismos vas a tener tú en tu relación porque mamá y papá fueron tu universo.
Si deseamos detener el reciclaje de nuestros trastornos y problemas, si queremos que nuestros hijos sean mejores y sufran menos, tenemos que mejorar nuestra relación de pareja porque ese es el modelo que ellos copian. Crecer y cambiar beneficia particularmente a los hijos.
Si vimos a nuestros padres con esa “cara” de insatisfacción, si crecimos en medio de pleitos, grandes crisis y desavenencias, es muy posible que lo repitamos en nuestro matrimonio. Todo eso nos hace ver “el matrimonio” como algo que no deseamos repetir. El niño que vivió esto aún vive en nosotros y no discrimina. Para el niño eso es el matrimonio.
Nunca olvidaré una paciente que me contaba lo terrible que era vivir en su casa con su padre alcohólico. Se casó con un alcohólico y tras varios años e hijos se divorció. Pocos años después volvió a tener una relación con otro hombre ¡que también era alcohólico!
Desde pequeños, muchos hemos “decidido” no casarnos por lo que hemos vivido o visto en nuestra casa. Ese niño que todos llevamos dentro, puesto que para nuestro inconsciente el tiempo no pasa, dice: ‘¿para qué me voy a casar si las mujeres pelean tanto o para qué me voy a casar si los hombres son infieles o le pegan a las mujeres?’ Después «lo olvidamos» cuando somos adultos.
Nos enamoramos y nos casamos, aunque quizás con un «miedo inconsciente», el niño nos está diciendo ‘¡cuidado, eso que llaman matrimonio no funciona, recuerda el de papá y mamá!’. Pero estamos muy enamorados y no le hacemos caso. Grave error, porque cuando nos casamos no es el adulto quien lo hace sino el niño en cada uno de nosotros. Lo que «sale» en el día a día de nuestra relación es ese «niño».
De ahí que con nuestra pareja nos comportamos pidiéndole y exigiéndole que llene todos esos vacíos que traemos de la niñez. Es por eso que la conducta de nuestra pareja nos hiere tanto, porque nos remueve heridas emocionales que no hemos sanado.
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