By Roberta Pardo
On April 6, tens of thousands of Venezuelans marched in protest of Nicolas Maduro’s presidency after weeks of power cuts and limited access to water.
Over the past month, the situation in Venezuela has worsened. Nationwide power outages have left vast arrays of territory in the dark for days at a time, cutting off water supplies and cell phone service. The rationing of electricity also has kept water from getting to a large part of the country. Many people have taken to drawing water from unsanitary pipes or streams running off the Avila Mountain in Caracas.
Opposition leader Juan Guaido – who has been recognized as Venezuela’s rightful head of state by most Western nations, including the United States – had called for rallies to mark what he said is a new wave of “definitive” protests to oust Maduro.
The country also is dealing with hunger, malnourishment, and shortages of medicines and medical supplies. The situation is so bad that a report published recently by Human Rights Watch and the Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health called on U.N. Secretary General Antonio Guterres to declare a “complex humanitarian emergency.”
According to the report, conditions are so bad that patients who go to the hospital need to bring their own food and medical supplies, like syringes and scalpels, along with their own soap and water.
The report resulted from interviews with doctors and organizations within Venezuela, immigrants who had recently fled the country, and health officials in Colombia and Brazil. Researchers also used some data from the last official government health report, published in 2017.
Maduro keeps blaming the power outages in Venezuela to attacks by the U.S. government. The opposition blames it on the government’s incompetence.
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Venezolanos marchan para exigir electricidad, agua y la salida de Maduro
El 6 de abril, decenas de miles de venezolanos marcharon en protesta de la presidencia de Nicolás Maduro después de semanas de cortes de energía y acceso limitado al agua potable.
En el último mes, la situación en Venezuela ha empeorado. Los apagones en todo el país han dejado partes del territorio en la oscuridad durante días a la vez, cortando el suministro de agua y el servicio de telefonía celular. El racionamiento de la electricidad también ha impedido que el agua llegue a gran parte del país. Muchas personas se han dedicado a sacar agua de tuberías insalubres o arroyos que se vienen de la montaña Ávila en Caracas.
El líder de la oposición, Juan Guaidó, quien ha sido reconocido como el legitimo jefe de estado por la mayoría de los países occidentales incluido Estados Unidos, había convocado marchas para marcar lo que dijo que es una nueva ola de protestas “definitivas” para expulsar a Maduro.
El país también está lidiando con hambre, malnutrición y escasez de medicamentos y suministros médicos. La situación es tan mala que un informe publicado recientemente por Human Rights Watch y la Facultad de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins llamó al Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, a declarar una “emergencia humanitaria compleja”.
Según el informe, las condiciones son tan malas que los pacientes que acuden al hospital necesitan traer su propia comida y suministros médicos, como jeringas y escalpelos, junto con su propia agua y jabón.
El informe fue el resultado de entrevistas con médicos y organización dentro de Venezuela, inmigrantes que recientemente escaparon del país, y funcionarios de salud en Colombia y Brasil. Los investigadores también usaron algunos datos del último informe oficial de salud del gobierno, publicado en 2017.
Maduro sigue culpando los cortes de energía en Venezuela a los ataques del gobierno de los Estados Unidos. La oposición lo culpa a la incompetencia del gobierno.