By Emiliano Gross
A Kansas City area man will soon join an elite group in the culinary industry.
In July, the American Academy of Chefs will induct chef Jess Barbosa into its Culinary Hall of Fame in Florida. Barbosa will be inducted as an honorary member, the honor society reported recently in its Academy Connection newsletter. He’ll also be honored during the organization’s Lifetime Achievement Award dinner Sept. 24 at the Downtown Kansas City Marriott.
Barbosa’s path to recognition began in Kansas City, Mo.’s Westside area, where he grew up. The journey began while he was in high school, when he worked as a stock boy in a grocery store. There, he watched and learned from the store butcher.
“Back then, it was really hard to dream about a successful future, especially coming from a segregated minority,” Barbosa recalled. “My father used to work as many shifts as he could to support our … (large) family…. As the youngest sibling, I developed a strong relationship with him – and I believe my hard work was a reflection of his character.”
After graduation, Barbosa joined the Navy and served during the Korean War. First, he was a deckhand. But after talking to his superiors, he became a member of a kitchen crew that served 1,500 sailors three meals a day.
In 1956, Barbosa returned to the Kansas City area. While he was looking for a job, a friend connected him with Phillip Pistilli, a veteran who was then the general manager of the Muehlebach Hotel. Pistilli hired Barbosa, who started at the bottom, working at every station of the kitchen and learning as much as possible from the hotel’s European chefs.
“I used to clock out and come in again, just to practice with them,” Barbosa recalled. “It is important to have a mentor, a person you can go (to and) ask questions in order to improve.”
Unpaid extra shifts practicing in the kitchen helped Barbosa work his way up to executive chef in 1969. After Pistilli had left the Muehlebach for the Alameda Plaza Hotel, Barbosa was hired in 1972 to be the executive chef at the Alameda.
“In addition to the high-quality menu, we built relationships with our clients to be able to serve them with the highest excellence,” Barbosa said.
During his career, Barbosa has received numerous awards, including the following: Greater Kansas City Chef’s Association Chef of the Year (1975); the American Culinary Federation (ACF) Good Taste Award (2004); and the ACF Central Region President’s Medallion (2014). Other career highlights have included founding a chef’s academy that works under the umbrella of Johnson County (Kan.) Community College. The academy offers a three-year apprentice program where students receive training from experienced chefs to prepare them for culinary challenges in the workplace.
Nowadays, Barbosa spends his time around his family and giving back to the community.
“It is all about the family … and helping others,” he said. “No matter how far you go in life, you always need to remember your family, your roots, your people…. Those are the most valuable aspects of life.”
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Barbosa alcanza el pináculo de la industria culinaria
Un miembro de la comunidad de Kansas City se unirá al grupo de élite de la industria culinaria.
En julio, la Academia Americana de Chefs introducirá al chef Jess Barbosa en el Salón de la Fama Culinario durante una ceremonia en Florida. Barbosa será nombrado miembro honorario según reportó la sociedad de honor en su comunicado Academy Connection. También, Jess será honrado durante la cena de los premios Lifetime Achievement de dicha organización a celebrarse el 24 de septiembre en el hotel Marriot de downtown Kansas City.
El camino hacia el suceso comenzó en el área oeste de Kansas City donde Jess creció. Cuando todavía estaba en la preparatoria trabajó como acomodador en una tienda de mercado. Allí pudo observar y aprender la labor del carnicero de la tienda.
“En mis tiempos de juventud se hacía muy difícil soñar con un futuro exitoso, especialmente viniendo de una minoría segregada”, recordó Barbosa. “Mi padre solía trabajar la mayor cantidad de turnos posibles para proveer a mi (numerosa) familia
Como el más pequeño entre mis hermanos, yo tenía una relación muy cercana a mi padre” y creo que mi predisposición al trabajo duro es reflejo de su carácter”.
Después de la graduación, Jess se enlistó en la marina y sirvió durante la Guerra de Corea. Primero se desenvolvió como maestro de cubierta. Sin embargo, después de insistir con sus superiores, se convirtió en asistente de cocina de la nave que servía a 1500 marineros.
En 1956, Barbosa regresó a su ciudad natal. Durante su búsqueda de trabajo un amigo logró contactarlo con Phillip Pistilli, un veterano de guerra y manager general del Hotel Muehlebach por aquel entonces. Allí empezó trabajando desde abajo en cada estación de la cocina. Desde un principio, se empeñó en aprender lo máximo posible de los chefs europeos que allí trabajaban.
“Solía terminar mi turno de trabajo para después volver solamente a practicar con los chefs”, recordó Barbosa. “Es sumamente importante tener mentores a los que se puede recurrir con preguntas para mejorar día a día”.
Turnos de trabajo no pagos finalmente dieron sus frutos y ayudaron a Barbosa a alcanzar la posición de chef ejecutivo en 1969. Después de que Pistilli abandonase el Muehlebach para sumarse al Hotel Alameda Plaza, Barbosa fue contratado como chef ejecutivo en el Alameda en 1972.
“Además del menú de alta calidad que ofrecíamos, logramos establecer una relación con nuestros clientes que nos permitió atenderlos con la más alta excelencia”, declaró Barbosa con orgullo.
Durante su extensa carrera, Barbosa recibió numerosos premios, entre los cuales se destacan: Chef del Año (1975) por parte de la Academia de Chefs de Greater Kansas City; premio Good Taste (2004) por parte de la Federación Americana Culinaria (ACF); y el Medallón del Presidente por la Región Central de la ACF en 2014. Otros momentos destacables de su exitosa carrera incluyen la fundación de la academia de chefs que trabaja bajo la supervisión de Johnson County (Kan.) Community College. La academia ofrece un programa de tres años donde los estudiantes reciben el mejor entrenamiento de chefs experimentados para así poder estar preparados para los desafíos de la industria culinaria.
En la actualidad, Jess reparte su tiempo entre su familia y ayudando a la comunidad.
“La familia lo es todo
y también ayudar al prójimo”, dijo Jess. “No importa cuántos logros se alcancen en la vida, uno siempre tiene que recordar a su familia, a sus raíces, a su gente
Esas son las cosas más importantes que tenemos.”