Divulgando la cultura en dos idiómas.

Mensaje de Pascua

Hace unos 1984 años, un hombre joven fue torturado y ejecutado afuera de Jerusalén en un viernes por la tarde en el mes de abril. Él era conocido como Jesús de Nazaret, el hijo de un humilde carpintero judío. Jesús había sido encontrado culpable de traición por parte de Poncio Pilatos, el gobernador romano de Judea. Pilatos declaró que Jesús se había declarado ser el rey de los judíos.
Más tarde en ese viernes desafortunado, el cuerpo de Jesús quedó sepultado en una tumba de rocas, sin el lavado ni la unción ceremonial, de acuerdo con la tradición judía. En el tercer día después de haber muerto, María Magdalena fue a la tumba para preparar apropiadamente el cuerpo. Se abrió la tumba y ella descubrió que el cuerpo ya no estaba. ¡Jesús había resucitado de los muertos!
El Domingo de Pascua conmemora la resurrección de Jesucristo quienes los cristianos creen era el hijo de Dios. Es el día más santo del año para los cristianos. No solamente conmemora algo que Dios hizo en el pasado, dice la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, sino que celebra algo que Dios está haciendo actualmente. La Pascua «representa el cumplimiento de las promesas de Dios hacia el ser humano… el triunfo del bien sobre el mal, el pecado y la muerte».
Los obispos católicos explican, que está en la Biblia, que Dios imparte las verdades que necesitamos para nuestra salvación eterna. Depende de los creyentes preguntar, «¿Qué me está diciendo Dios?» y “’¿Cómo lo pongo en acción?».
El libro de Mateo del Nuevo Testamento impone a los fieles que se cuiden unos a otros, ver a todos como Cristo. Ayudar a los que tienen hambre o sed. Dar la bienvenida a los desconocidos, consolar a los enfermos y a aquellos en sufrimiento. De manera que tratas a mis hermanos, tú me tratas a mi, dijo Jesús. Todos somos uno solo en Cristo.
La Biblia afirma de manera inequívoca la obligación de tratar a todos con dignidad y compasión. Dentro del libro de Gálatas se menciona con frecuencia el pasaje que trata con la unidad del ser humano. «No hay griego ni esclavo, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús».
Juan 13:25 llega al corazón de este principio bíblico fundamental. Jesús dijo, «Como te he amado, así deben amarse uno al otro».
El pasado domingo, el papa Francisco bendijo los Ramos en la plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano antes de conmemorar la misa. Él reflejó que Jesús está presente en el pueblo que resiste sufrimientos. Ellos sufren de la labor de esclavos, tragedias familiares, enfermedades, guerra, terrorismo. «Los hombres y las mujeres… son usurpados, violados en su dignidad, rechazados», dijo el Pontífice.
Hoy él lavará los pies de prisioneros. El año pasado, él realizó la ceremonia profundamente simbólica del Jueves Santo del lavado de pies de refugiados. Él fue quien en el 2004 cambió las reglas, las cuales limitaban el lavado de pies para hombres y niños. El papa Francisco propuso la ceremonia para expresar más completamente «la caridad sin límite» de Cristo para todos. «Reconocer, que Jesús está en todos los lugares y que cuidarse unos a otros es cuidar al mismo Jesús».
En el mensaje del domingo de Ramos, el Pontífice invitó a los fieles a que reflejaran en el sufrimiento de Jesús durante la Semana Santa, buscarlo en los rostros de quienes sufren y recen por la bendición para «seguir fielmente a Jesús».


Easter message

Around 1,984 years ago, a young man was tortured and executed outside Jerusalem on a Friday afternoon in April. He was known as Jesus of Nazareth, the son of a humble Jewish carpenter. Jesus had been found guilty of treason by Pontius Pilate, the Roman governor of Judaea. Pilate claimed that Jesus had declared himself to be king of the Jews.
Late on that fateful Friday, Jesus’s body was hastily buried in a rock-cut tomb, without ceremonial washing and anointing, in keeping with Jewish tradition. So on the third day after he died, Mary Magdalene went to the tomb to properly prepare the body. The tomb was open, she discovered, and the body was gone. Jesus had risen from the dead!
Easter Sunday commemorates the resurrection of Jesus Christ who Christians believe was the son of God. It’s the holiest day of the year for Christians. It doesn’t just commemorate something God did in the past, says the U.S. Conference of Catholic Bishops, it celebrates something God is doing today. Easter “represents the fulfillment of God’s promises to mankind … the triumph of good over evil, sin and death.”  
It’s in the Bible, Catholic bishops explain, that God teaches the truths we need for the sake of our eternal salvation. It’s up to believers to ask, “What is God saying to me?” and “How do I put it into action?”
The New Testament’s Book of Matthew enjoins the faithful to care for one another, to see everyone as Christ. Succor those who are hungry or thirsty. Welcome strangers; comfort the ill and those in distress. As you treat the least of my brothers, you treat me, Jesus said. We’re all one in Christ.
The Bible affirms unambiguously the obligation to treat everyone with dignity and compassion. Within the Book of Galatians is an often cited passage dealing with the “oneness” of humankind. “There is neither Greek nor slave, there is neither slave nor free, there is no male and female, for you are all one in Christ Jesus.”
John 13:35 gets to the heart of this fundamental biblical principle. Jesus said, “As I have loved you, so must you love one another.”      
Last Sunday, Pope Francis blessed palm branches in St. Peter’s Square in Vatican City before celebrating Mass. He reflected that Jesus is present in people who endure sufferings. They suffer from slave labor, family tragedies, diseases, war, terrorism. “Women and men … are cheated,  violated in their dignity, discarded,” the pontiff said.
Today he’ll wash the feet of prison inmates. Last year, he performed the profoundly symbolic Holy Thursday foot-washing ceremony on refugees. It was he who in 2014 changed the rules, which limited the washing of the feet to men and boys. Pope Francis intended the ceremony to more fully express Christ’s “limitless charity” for all. “Recognize,” he said, “that Jesus is in your midst and that your care for one another is care for Jesus himself.”
In his Palm Sunday message, the pontiff encouraged the faithful to reflect on Jesus’ suffering during Holy Week, look for him in the faces of those who suffer and pray for the grace to “follow Jesus faithfully.”

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