Cuando la directora del Centro de Red de Acción Comunitaria del Westside (CAN), Lynda Callon, renunció repentinamente en el otoño del 2014 —una decisión impulsada por un cáncer inusualmente agresivo que provocó su muerte en octubre— dejó unos zapatos muy grandes de llenar.
En sus dos décadas como directora, trabajó para construir las operaciones emblemáticas de la organización: el suministro de refugio, ducha y café a los trabajadores principalmente latinos que de otra manera estarían esperando bajo el puente de la autopista interestatal 35 sobre Southwest Boulevard, y la aportación de un amplio catálogo de servicios sociales que cubren desde el embellecimiento del barrio hasta consultoría pro bono del código de construcción. Según informes Callon manejaba las funciones con facilidad y gracia, entrañándose a los trabajadores que elaboraron un monumento improvisado para ella en el centro. Fotos de ella junto a los elogios que su servicio cosechó.
Caminando junto a los numerosos reconocimientos, Jorge Coromac, el Director recientemente establecido, dijo que los logros de su predecesora lo alientan.
“Realmente admiro cómo hizo que todo se conjuntara”, dijo. “Aquí todo el mundo sabe que esto es un trabajo desafiante”.
El nativo de Guatemala ha estado en su puesto actual por poco más de un mes. El Coordinador de ayuda en desastres por su entrenamiento, dijo que administrar las operaciones del CAN Westside combina los fundamentos que practicaba como coordinador de socorro: identificar los recursos existentes y hacer que funcionen en un plan existente.
Pero eso no comienza a describir la cantidad de ingeniería creativa que él ha tenido que hacer. En 1999, su labor con Children International lo envió a El Salvador y Guatemala para ayudar a las comunidades a recuperarse del huracán Mitch —algo que los dejó “casi totalmente destruidos”, informó.
Su capacitación le permitió identificar sus recursos restantes. Por ejemplo, recordó haber dirigido a un equipo a través de pueblos que habían sido casi completamente arrasados usando mapas impresos para identificar los lugares con más probabilidad de encontrar sobrevivientes entre los escombros. En otro caso, utilizó una escuela que milagrosamente había quedado en pie y la rediseñó como una instalación de almacenamiento de residuos, protegiendo la salud y el saneamiento de los sobrevivientes.
La experiencia de Coromac lo hizo distinguirse en un papel que requería una clase especial de persona, comentó la ex directora interina Barb Bailey. Y “no cualquiera puede sentarse en esta silla y hacer este trabajo”, refirió.
Callon y Coromac habían colaborado en el trabajo del CAN Westside por más o menos 10 años.
“Él realmente compartía la visión y la misión”, señaló Bailey, quien describió al nuevo director como el “conejito de Energizer” con un talento para el montaje y coordinación de recursos para ofrecer soluciones con herramientas inadecuadas.
“En muchos sentidos, es muy parecido a como era Lynda”, concluyó.
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Guatemalan tapped to lead Westside CAN Center
By Jesus Lopez-Gomez
When Westside Community Action Network (CAN) Center director Lynda Callon stepped down suddenly in the fall of 2014 — a move prompted by an unusually aggressive cancer that she died from in October — she left some big shoes to fill.
In Callon’s two decades as director, she worked to build the organization’s flagship operations: providing a shelter, shower and coffee for the mainly Latino day laborers that would otherwise be waiting under the Interstate Highway 35 overpass above Southwest Boulevard, and providing broad catalogue of social services that run the gamut from neighborhood beautification to pro bono building code consulting. Callon reportedly handled the duties with facility and grace, endearing herself to the day workers who crafted a makeshift memorial for her at the center. Pictures of her sit alongside the accolades her service garnered.
Walking alongside the numerous accolades, Jorge Coromac, the newly-installed director, said his predecessor’s accomplishments embolden him.
“I really admire how she made everything come together,” Coromac said. “Everyone here knows this is challenging work.”
The Guatemalan native has been at his current post for a little more than a month. A disaster relief coordinator by training, Coromac said managing the Westside community center’s operations matches the fundamentals he practiced as an aid coordinator: identify existing resources and make them work in an existing plan.
But that doesn’t begin to describe the amount of creative engineering Coromac has had to do. In 1999, his work with Children International sent him to El Salvador and Guatemala to help communities recover from Hurricane Mitch – something that left them “almost totally destroyed,” he said.
Coromac’s training enabled him to identify his remaining resources. For example, he recalled leading a team through towns that had been almost completely leveled by using paper maps to identify the most likely places to find survivors in the wreckage. In another case, he used a schoolhouse that had miraculously been left standing and repurposed it into a waste storage facility, protecting the survivors’ health and sanitation.
Coromac’s experience made him distinctive in a role that called for a special class of person, former interim director Barb Bailey said. And “not just anyone can sit in this chair and do this work,” Bailey stated.
Callon and Coromac had collaborated on the Westside CAN Center’s work for about 10 years.
“He really shared the vision and mission,” Bailey said.
Bailey described the new director an “Energizer bunny” with a talent for assembling and coordinating resources to deliver solutions with inadequate tools.
“In a lot of ways, he’s a lot like Lynda was,” Bailey said.