Los adultos pensamos que los noviazgos adolecentes son insignificantes y breves. Muchos padres ignoran la relación pensando que es simplemente una faceta sin importancia. Desafortunadamente, por esta y otras razones, cuando un adolecente se queja de su pareja algunos padres optan por ignoran la situación argumentando que los adolescentes son muy dramáticos.
Desafortunadamente, estos estereotipos ocultan un gran problema: la violencia en los noviazgos adolecentes.
La violencia adolecente incluye entre otras, violencia física, emocional y psicológica. Acorde al Centro de Enfermedades y Prevención, 23 por ciento de las adolescentes en los Estados Unidos (14 por ciento de los adolescentes) experimentan violencia entre los 11 y 17 años de edad; pero muchos de ellos no lo reportan.
Hay muchas razones por las cuales esta violencia toma lugar. Las razones más comunes son presiones de los pares, influencia de las drogas, bigamia, aceptación de la violencia como algo normal, un historial de trauma, y en muchos casos los adolescentes simplemente están acostumbrado a la violencia doméstica. Las víctimas, y también los agresores, se encuentran susceptible a ansiedad, depresión, suicidio, agresión y enojo.
¿Qué podemos hacer los adultos? Es vital conversar con nuestros hijos acerca de las relaciones. Enseñarles lo que es aceptable y asegurarse que el adolecente entienda que la línea de conversación esta siempre abierta. Lo padres deben asegurarse que los hijos entiendan que ellos están para apoyarlos y que pueden acceder en cualquier momento, sin prejuicios o condiciones.
Adicionalmente, es importante explicarle a la víctima que es muy difícil que el agresor cambie. Generalmente el agresor tratara de encantar a la víctima simplemente para volver a agredir eventualmente.
Aunque los padres siempre tienen la esperanza de que sus hijos entren en relaciones saludables y positivas, la esperanza no protege. No pienses nunca que un noviazgo es insignificante. Puede alterar la vida de un adolescente para siempre. Presta atención a las pistas y comienza a conversar con tus hijos aunque creas que todo está bien.
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Recognizing and preventing teen dating violence
Commentary by Carey Juez-Perez
Some adults might think that teen dating relationships are trivial and brief, consisting of mushy text messages and surface-level conversations. And some adults might believe teens are “dramatic” and embellish situations, thus prompting adults to dismiss teen relationships.
Unfortunately, teen stereotypes can prevent adults from seeing a pressing issue some teens face: dating violence.
Dating violence includes physical, sexual, emotional and psychological violence within a relationship. This also can include stalking in person or via social media. According to the Centers for Disease Control and Prevention, 23 percent of U.S. females and 14 percent of males first experience dating violence between 11 and 17 years old; however, many teens don’t report acts of dating violence committed against them.
There are many reasons dating violence can happen to teens, such as peer pressure, the influence of drugs, having multiple sexual partners, believing dating violence is acceptable, a history of trauma and even seeing domestic violence. The teens involved in dating violence, including the perpetrator, are susceptible to anxiety, depression, suicidal thoughts and actions, self-harm, antisocial behaviors, anger and aggression.
What can we adults do, then? First, begin having conversations with teens about dating safety and keep the lines of communication open. Parents, talk to your child about the dangers of teen dating violence and develop a safety plan together, including who to call and where to go.
In addition, remind teens that perpetrators often use peer pressure or luring, such as flirting. Remind them also that dating violence is often a controlling cycle, where the perpetrator attempts to make amends afterwards, only to repeat the offense.
Moreover, look for warning signs, such as changes in mood and behavior. And finally, remember to discuss and model the key components of a healthy relationship, such as trust and respect.
Although we parents hope our children will have healthy relationships, hope alone won’t protect them from dating violence. It’s time to look past teens’ “trivial” relationships and truly listen to them, watch for clues and begin conversations.
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