La siguiente expresión te hará recordar a alguien: “¡Qué persona tan mal agradecida! Le di todo y mira como me paga”. Tal vez te vino a la mente tu ex novio, tu marido, tu jefe, una vecina aprovechada o una amiga ingrata.
A lo mejor te desviviste por ayudar a alguien; le cubriste la espalda, lo consolaste, le prestaste dinero y cuando tú lo necesitaste, olvidó todos tus sacrificios y te volteó la espalda. Así mismo, conozco personas que han entregado todo su amor, energía y tiempo pero a cambio recibieron desengaños.
A los que se preguntan: “¿Cómo es posible que dí tanto y recibí tan poco?” ¡No se preocupen! Cuando das de corazón, o sea, cuando das porque te nace y no porque debes o tienes que hacerlo, estás destinado a recibir buenos frutos. Quizás no vengan directamente de la persona a quien le diste, pero en algún aspecto de tu vida se manifestará la recompensa. Cuando das con sinceridad y buenas intenciones esa bondad regresa a ti.
El secreto es en dar sin preocuparte cómo, cuánto o cuándo vas a ser recompensado. Cuando das, el verdadero intercambio no es entre otra persona y tú, sino entre el Universo y tú. La “Ley de Dar y Recibir” lo explica, recibes en proporción directa a lo que entregas de corazón. Es decir, ¡es imposible dar de corazón y no recibir algo a cambio!
¡Atención! No estoy alentándote a que continúes entregándote a quien no te aprecia, pues sería como ofrecerle un filete miñón a un vegetariano. Usa tu intuición y sentido común, no regales un lujoso bote a quien no le gusta el mar.
No te sientas frustrado si no has recibido lo que mereces, ¡tarde a temprano serás recompensado! Aprende de los que dicen: “yo doy sin esperar nada a cambio”, ellos tienen la certeza de que el Universo se encargará de proveerles lo que merecen.
Si tuviste una desilusión en el pasado y ahora te niegas a dar, quiero que entiendas que dar genera recibir y recibir genera dar. Si detienes este flujo, estas interfiriendo con la corriente del Universo.
Lo valioso como amor, felicidad, amistad, paz, dinero y conocimiento, únicamente se multiplica cuando lo das. ¡Te garantizo que entre más des, más recibirás!