A menudo, el trauma infantil conduce a problemas de salud mental, como trastorno de estrés postraumático, depresión y ansiedad. Sin embargo, estudios también muestran que las experiencias traumáticas de la infancia, independientemente de la gravedad, también pueden conducir a problemas físicos, tales como el cáncer, el asma, problemas del corazón, dolor crónico y los trastornos autoinmunes.
Los investigadores descubrieron esta correlación cuando pacientes tomaron un examen sobre la niñez. El cuestionario preguntaba a los pacientes si habían experimentado una variedad de eventos traumáticos, tales como la pérdida de un padre, ser criticado o intimidados, o tener un padre con una adicción. Los que respondieron al menos un “sí” tenían una mayor probabilidad de desarrollar una enfermedad crónica de salud. Los que tienen seis o más respuestas “sí”, su esperanza de vida se redujo en 20 años.
Los estudios revelan que las emisiones de las hormonas del estrés, dañan el sistema inmunológico y alteran la química del cerebro. Como resultado, el cuerpo no puede luchar contra las enfermedades – y las condiciones de salud podrían aparecer años después del suceso traumático. Incluso un feto expuesto a un mayor estrés durante el embarazo puede experimentar problemas de salud que alteran la vida como un adulto.
En el lado positivo, el cerebro es resistente y puede ser “reprogramado”. Los estudios muestran que escribir en un diario, dibujar, meditar y la terapia puede curar partes del cerebro. Sin embargo, la intervención temprana es considerada por los expertos en salud como la clave, ya que los niños no desarrollan plenamente la capacidad de proceso, manejar y lidiar con el estrés hasta mitad de sus 20s.
Así que si usted tiene un niño que ha sufrido un trauma, solicite la intervención temprana para él o ella. Es nuestro deber como adultos ofrecer compasión y apoyo, y buscar ayuda para nuestros hijos.
Trauma y estrés pueden ser tan destructivos como las drogas y el alcohol. Afortunadamente, hay maneras de hacer frente a los factores estresantes antes de que se conviertan en problemas graves de salud.
Nota: Para obtener más información sobre la relación entre el trauma infantil y la salud de los adultos, compre el libro “La infancia Interrumpida: ¿Cómo se convierte en su biología su biografía y cómo usted puede curar”, escrito por Donna Jackson Nakazawa.
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Childhood trauma leads to major health illnesses
Commentary by Carey Juez-Perez
Often, childhood trauma leads to mental health concerns, such as posttraumatic stress disorder, depression and anxiety. However, multiple studies also show that traumatic childhood experiences, regardless of severity, also can lead to physical issues such as cancer, asthma, heart issues, chronic pain and autoimmune disorders.
Researchers discovered this correlation when patients took the Adverse Childhood Experience Exam. The questionnaire asked patients if they had experienced a variety of traumatic events, such as losing a parent, being criticized or bullied, or having a parent with an addiction. Those who answered at least one “yes” had a higher chance of developing a chronic health illness. For those with six or more “yes” answers, their life expectancy decreased by 20 years.
Studies reveal that trauma releases stress hormones, which damage the immune system and alter brain chemicals. As a result, the body can’t fight diseases – and health conditions might appear years after the traumatic event. Even a fetus exposed to increased stress during pregnancy can experience life-altering health conditions as an adult.
On the positive side, the brain is resilient and can be “reprogrammed.” Studies show the use of journaling, drawing, meditation and therapy can heal parts of the brain. But early intervention is considered by health experts as the key, as children don’t develop the capacity to fully process, manage and cope with stress until their mid-20s.
So if you have a child who has experienced trauma, seek early intervention for him or her. It’s our duty as adults to offer compassion and support, and seek help for our children.
Trauma and stress can be as destructive as drugs and alcohol. Fortunately, there are ways to cope with stressors before they become serious health problems – and the earlier they’re utilized, the better.
Note: For more information on the relationship between childhood trauma and adult health, check out the book “Childhood Disrupted: How Your Biology Becomes Your Biography And How You Can Heal,” written by Donna Jackson Nakazawa.