Divulgando la cultura en dos idiómas.

Dra. Nancy Álarez: When work becomes ‘the other’

There are many forms of addictions. Many think that we can only develop an addiction to drugs, pornography, and gambling. However, we can also be addicted to food, people, shopping and even to work!

Workaholics cannot stop working, they are neglected physically and psychologically. They also live in a constant race because they cannot “waste time”. Their work is a compulsive and obsessive activity that leads them to displace other personal, family and social interests and obligations.

This situation deeply affects the relationship, their sexuality and the children! Workaholics have a hard time resting because for them work is more than a source of income or an activity they love and need to satisfy a vocational option. This profound lack of control reaches the criteria to diagnose an addiction. In fact, the lack of “their dose” destabilizes them, puts them in a bad mood and makes them anxious.

Workaholism is as dangerous as drug addiction.

When the holidays arrive, the workaholics neither enjoy nor have fun and do not seek welfare. They feel lost without running from the office to home and clinging to their computer or phone to keep “working”. In short, they cannot be disconnected.

If your partner is addicted to work you already know what your vacation will be like. They always have with them some material related to work (such as notes, documents or readings) that is dedicated to solving work problems, feels increasingly uneasy about not being in work stress and usually ends the holidays before the deadline.

In the background, the workaholic is afraid to face their problems, what happens in his life, family and significant relationships.

If your partner is like this, pay attention to these warning signs. In the long run, this addiction affects health. Compulsive workers lose sleep, appetite and even sexual activity are altered. And they look for excuses to do a task, either by taking work to their home or leaving home to look for it. Little by little, they abandon the things they enjoyed and used to do, also to their friends and family (couple and children) suffering both the impact of this addiction.

Many take refuge in this addiction to get over a heartbreak, not to face a marriage that does not work, traumas of childhood, a poorly resolved duel, etc. Remember what Freud, the father of psychology, said: ‘Who does not love, work and have fun ends up mad’. I would add that ends alone and making those who love, feel abandoned. In addition, they end up sick, “burned” by excessive stress, without creativity, without motivation and sick both physically and emotionally. Think about it, if this happens to you, you need help from a good therapist.


Cuando ‘la otra’ es el trabajo

Existen muchas formas de adicciones. Muchos piensan que solo podemos desarrollar adicción a las drogas, a la pornografía y a los juegos de azar. Sin embargo, también podemos ser adictos a la comida, a las personas, a las compras ¡y hasta al trabajo!

Los adictos al trabajo no pueden dejar de trabajar. Se descuidan física y psicológicamente, viven en una carrera constante porque no pueden “perder el tiempo”. Su trabajo es una actividad compulsiva y obsesiva que les lleva a desplazar otros intereses y obligaciones personales, familiares y sociales.

Esta situación afecta profundamente a la pareja, la sexualidad ¡y a los hijos! A los adictos al trabajo les cuesta mucho descansar pues para ellos el trabajo es algo más que una fuente de ingresos o una actividad que aman y necesitan para satisfacer una opción vocacional. Este profundo descontrol llega a cumplir los criterios para diagnosticar una adicción; la falta de “su dosis” los desestabiliza, los pone de mal humor y los torna ansiosos.

La adicción al trabajo es tan peligrosa como la adicción a las drogas.

Cuando llegan las vacaciones, los adictos al trabajo ni disfrutan, ni se divierten y no buscan el bienestar. Se sienten perdidos sin el corre y corre de la oficina y se aferran a su computadora o al teléfono para seguir “trabajando”. En fin, no pueden desconectarse.

Si su pareja es adicta al trabajo ya sabe cómo serán sus vacaciones. Siempre lleva consigo algún material relativo al trabajo (como apuntes, documentos o lecturas), se dedica a resolver problemas laborales, se siente cada vez más inquieta por no estar en el estrés laboral y suele finalizar las vacaciones antes del plazo previsto.
En el fondo, el adicto al trabajo le teme a encarar sus problemas, enfrentar lo que pasa en su vida y en su familia y en sus relaciones significativas.

Si su pareja es así, preste atención a estas señales de alarma. A la larga, esta adicción afecta la salud. Los trabajadores compulsivos pierden el sueño, se les altera el apetito e incluso la actividad sexual y buscan excusas para relacionarse con alguna tarea, ya sea llevando trabajo a su hogar o saliendo de su casa para buscarla. Poco a poco, abandonan las cosas que disfrutaban y solían hacer, también a sus amistades y familia (pareja e hijos) sufriendo ambos el impacto de esta adicción.

Muchos se refugian en esta adicción para olvidar un amor, para no enfrentar un matrimonio que no funciona, traumas de la infancia, un duelo mal resuelto y un gran ETC. Recuerde lo que dijo Freud, el padre de la psicología: ‘El que no ama, trabaja y se divierte, termina mal de la cabeza’. Yo le añadiría que termina solo y haciendo que los que ama, se sientan abandonados. Además, terminan enfermos, “quemados” por el estrés excesivo, sin creatividad, sin motivación y enfermos tanto física, como emocionalmente. Piénselo, si le pasa esto, necesita ayuda de un buen terapeuta.

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