Divulgando la cultura en dos idiómas.

Detaining immigrant children has become a billion- dollar industry

Angie Baldelomar

Detention traumatizes children, expert insists

Detaining immigrant kids has morphed into a surging industry in the United States, according to a recent analysis by the Associated Press (AP).
The analysis found the amount has increased tenfold over the past decade, now reaping $1 billion annually. U.S. Department of Health and Human Services grants for shelters, foster care and other child welfare services for detained unaccompanied and separated children soared from $74.5 million in 2007 to $958 million in 2017.
More than 11,800 children are housed in nearly 90 facilities in 15 states, including Kansas. They’re being held as their parents await immigration proceedings – or in the case of children who arrived unaccompanied, they’re being held while they’re reviewed for possible asylum.
According to the AP, in May, Health and Human Services issued requests for bids for five projects that could total more than $500 million for beds, foster and therapeutic care, and employing guards.
The recipients of taxpayer money include non-profits, religious organizations and for-profit entities. Over the past decade, Southwest Key, and Baptist Child & Family Services have received the most funding. Since 2008, Southwest Key has received $1.39 billion in grants to operate shelters – and Baptist Child has received $942 million, the AP’s analysis showed.
However, this separation can have lifelong detrimental effects on immigrant children, experts claim. Alice Lieberman, a University of Kansas professor of social welfare whose research focuses on child welfare, said there’s overwhelming evidence the trauma might last their entire lives.
“Constant trauma messes with your flight-or-fight response,” Lieberman said. “Children who go through something like this are either always fighting or always fleeing – and it’s unclear when this (trauma) ends, if it ever does.”
Because not many people are aware of that, children are punished for their behavior, instead of getting the help needed, Lieberman said. She also said that, in many cases, the damage is irreversible.
“The damage is beyond measure,” Lieberman said. “The only thing is to do everything we can to keep families together.”
A recent Washington Post story highlighted the trauma immigrant children go through because of the Trump administration’s family separation policy. In the story, children recounted their experiences in the shelters. A common thread was that they were treated as prisoners.
As a social worker herself, Lieberman doesn’t understand why the children are treated like prisoners, a situation that only adds to their trauma. She also wonders why the kids aren’t placed with relatives, considering that many of them have family members in the United States.
“Based on the research, we know these kinds of adverse childhood experiences changes the child’s brain and behaviors,” Lieberman said. “We are damaging a generation of kids.”


La detención de niños inmigrantes se ha convertido en una industria de miles de millones de dólares

La detención traumatiza a los niños, insiste experta
La detención de niños inmigrantes se ha transformado en una industria emergente en los Estados Unidos, de acuerdo a un análisis reciente de la Prensa Asociada (Associated Press en inglés).
El análisis encontró que el monto se ha multiplicado por diez en la última década, cosechando ahora $1,000 millones anualmente. Las subvenciones del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. para albergues, hogares de guarda y otros servicios de bienestar infantil para niños detenidos, no acompañados y separados aumentaron de $74.5 millones en 2007 a $958 millones en 2017.
Más de 11,800 niños están alojados en casi 90 instalaciones en 15 estados, incluyendo Kansas. Están detenidos mientras sus padres aguardan procesos de inmigración, o en el caso de niños que llegaron sin acompañante, están detenidos mientras sus casos son revisados para obtener asilo.
De acuerdo a la Prensa Asociada, en mayo, Salud y Servicios Humanos emitió solicitudes de ofertas para cinco proyectos que podrían sumar más de $500 millones para camas, hogares de guarda y ayuda terapéutica, y la contratación de guardias de seguridad.
Beneficiarios del dinero de los contribuyentes incluyen organizaciones sin fines de lucro, religiosas y entidades con fines de lucro. En la última década, las organizaciones Southwest Key y Baptist Child & Family Services han recibido la mayor cantidad de fondos. Desde 2008, Southwest Key ha recibido $1.39 mil millones en subvenciones para operar refugios y Baptist Child ha recibido $942 millones, mostró el análisis de la Prensa Asociada.
Sin embargo esta separación de familias puede tener efectos perjudiciales de por vida para los niños inmigrantes, dicen expertos. Alice Lieberman, profesora de trabajo social de la Universidad de Kansas cuya área de investigación se centra en el bienestar infantil, dijo que hay pruebas contundentes de que el trauma puede durar toda sus vidas.
“Experimentar traumas constantes puede confundir tu respuesta de lucha o huida,” Lieberman dijo. “Los niños que pasan por algo tan traumático como la separación de familias siempre están o luchando o huyendo – y no está claro cuándo este trauma termina, si es que alguna vez lo hace.”
Un artículo reciente del periódico Washington Post resaltó el trauma que los niños inmigrantes pasan debido a la política de separación de familias de la administración de Trump. En ese artículo los niños cuentan sus experiencias en los hogares. Algo que varias historias tienen en común es que los niños cuentan que fueron tratados como prisioneros.
Siendo ella misma trabajadora social, Lieberman no entiende por qué los niños son tratados de esta manera, una situación que solamente incrementa el trauma. Ella también se pregunta por qué los niños no son llevados con parientes, teniendo en cuenta que muchos de ellos tienen familiares en los Estados Unidos.
“Si nos basamos en las investigaciones al respecto, sabemos que este tipo de experiencias adversas en la infancia cambian el cerebro y los comportamientos de los niños,” explicó Lieberman. “Estamos dañando a una generación de niños.”

 

 

 

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