More than 8,000 migrants from El Salvador, Guatemala and Honduras are in Mexico now waiting for the opportunity to apply for asylum in the United States. They sought to escape the crushing poverty, violence and political and economic instability pervasive at home.
President Trump berated the trio of Central American countries for not preventing the exodus. He threatened to reduce or cut aid to those countries for “doing nothing for the United States but taking our money.”
Withholding U.S. aid to El Salvador, Guatemala and Honduras would markedly exacerbate the problem, experts warn. “The only way we’re going to stop migrants from coming is by investing in these countries and improving their governments,” wrote Mark Feierstein, a senior adviser at the Center for Strategic and International Studies’ Americas Program. These aid programs “are in the U.S. national interest.”
How much aid is enough to address the root causes of migration, and how effective is aid? Is there fraud or misuse of aid by these recipient countries? According to the U.S. Agency for International Development (www.usaid.gov), the U.S. in 2017 gave $118,222,593 in aid to El Salvador, $180,977,214 to Honduras and $257,347,600 to Guatemala. The money flowed through many U.S. agencies to serve multiple purposes, such as enhancing security and promoting economic development.
According to the USAID Website, the aid is intended for programs to address “the underlying social and socioeconomic factors that contribute to crime and violence;” to address “critical development challenges including high levels of violence and insecurity, pervasive poverty and chronic malnutrition and extreme vulnerability to the impacts of global climate change, as well as the impacts of these challenges on increased migration;” and to promote more secure and transparent governance.
A 2014 study by the Latin American Public Opinion Project at Vanderbilt University showed that in areas served by USAID-funded programs, “communities improved more (or declined less) than they would have if USAID’s programs had not been administered.
Not so, assert economists at the Center for Economic and Policy Research. There’s little statistical evidence demonstrating “a significant impact” on USAID-funded programs, economist David Rosnick wrote. He questioned the Latin American Public Opinion Project’s 2014 impact assessment study’s methodology. As a result, the Center for Economic and Policy Research “cannot support the conclusion that the areas subject to treatment in the (USAID) programs showed better results than the areas that were not.”
Policy debates persist with claims and counterclaims around whether foreign aid works, and how much aid is appropriate to achieve positive outcomes, including curbing migration. Would increasing aid to El Salvador, Guatemala and Honduras help to improve conditions driving migration? Or would it increase the likelihood of fostering permanent economic dependency and encouraging corruption with little to no impact on migration?
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Ayuda exterior y migración centroamericana
Más de 8,000 migrantes de El Salvador, Guatemala y Honduras están ahora en México esperando por la oportunidad de solicitar asilo en los Estados Unidos. Trataron de escapar de la pobreza aplastante, violencia e inestabilidad política y económica generalizada de sus países de origen.
El presidente Trump reprendió al trío de países centroamericanos por no impedir el éxodo. Amenazó con reducir o cortar la ayuda a esos países por “no hacer nada por los Estados Unidos sino tomar nuestro dinero”.
Retener la ayuda estadounidense a El Salvador, Guatemala y Honduras agravaría notablemente el problema, advierten los expertos. “La única manera de evitar que lleguen los migrantes es invirtiendo en estos países y mejorando sus gobiernos”, escribió Mark Feierstein, asesor principal del Programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Estos programas de ayuda “son de interés nacional de los Estados Unidos”.
¿Cuánta ayuda es suficiente para abordar las causas de la migración, y cuán efectiva es la ayuda? ¿Hay fraude o mal uso de la ayuda por parte de estos países receptores? Según la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (www.usaid.gov), los Estados Unidos en 2017 dieron $118,222,593 dólares en ayuda a El Salvador, $180,977,214 a Honduras y $257,347,600 a Guatemala. El dinero fluyó a través de muchas agencias de los Estados Unidos para cumplir múltiples propósitos, como mejorar la seguridad y promover el desarrollo económico.
De acuerdo con el sitio web de USAID, la ayuda se destina a programas para abordar “los factores socioeconómicos y sociales subyacentes que contribuyen al crimen y la violencia”; para abordar “desafíos críticos de desarrollo que incluyen altos niveles de violencia e inseguridad, pobreza generalizada y desnutrición crónica y vulnerabilidad extrema a los impactos del cambio climático global, así como los impactos de estos desafíos en el aumento de la migración”; y para promover un gobierno más seguro y transparente.
Un estudio realizado en 2014 por el Proyecto de Opinión Pública de América Latina en la Universidad de Vanderbilt mostró que en áreas atendidas por los programas financiados por la USAID, “las comunidades mejoraron más (o disminuyeron menos) de lo que hubieran hecho si no se hubieran administrado los programas de la USAID”.
No es así, afirman los economistas en el Centro de Investigación Económica y Política. Hay poca evidencia estadística que demuestre “un impacto significativo” en los programas financiados por USAID, escribió el economista David Rosnick. Él cuestionó la metodología del estudio de evaluación de impacto de 2014 del Proyecto de Opinión Pública de América Latina. Como resultado, el Centro de Investigación Económica y Política “no puede apoyar la conclusión de que las áreas sujetas al tratamiento en los programas (USAID) mostraron mejores resultados que las áreas que no lo fueron”.
Los debates sobre políticas continúan con los reclamos y las reclamaciones sobre si la ayuda externa funciona y cuánta ayuda es apropiada para lograr resultados positivos, incluida la reducción de la migración. ¿El aumento de la ayuda a El Salvador, Guatemala y Honduras ayudaría a mejorar las condiciones que impulsan la migración? ¿O aumentaría la probabilidad de fomentar la dependencia económica permanente y fomentar la corrupción con poco o ningún impacto en la migración?