“Exagerar y mentir, por un mismo camino suelen ir”, dice un refrán que describe perfectamente lo que es en realidad esa manía de exagerar que tienen tantas personas… ¡y en la que a veces caemos sin darnos cuenta! “¡Uy, había como mil personas en la tienda!”, quizás exclamamos, cuando realmente en el lugar no habían ni 100. Ese tipo de exageración inocente es parte de la naturaleza humana, y hasta un poco creativa. ¿Te imaginas lo aburridas serían las telenovelas sin un poco de exageración?
Pero otra cosa es la exageración innecesaria que muchos usan a diestra y siniestra. “¡Oye, qué mentirosa es Fulanita!”, alguien se quejó conmigo hace poco sobre una amiga común que a todo le añade un 50%… ¡cuando no transforma la cosa al 100%! Si su niña obtiene buenas notas, te dice que es “la mejor del colegio”, y repite que su marido gana casi $70,000… cuando yo sé que no llega a $40,000. Por eso no pude defenderla cuando me la criticaron de mentirosa, pues quienes doran la realidad de tal manera, al tiempo que exageran, mienten.
Y yo me pregunto, ¿pero qué necesidad tiene la gente que exagerar? Porque te aseguro que lo único que consiguen es perder la credibilidad yo creo — y lo he confirmado en varios artículos de sicología— que los exagerados son en el fondo personas inseguras que agrandan los sucesos para afirmarse y aliviar su sentido de inferioridad. Como no se sienten conformes con los resultados reales de su vida, los “inflan” para, supuestamente, verse mejor ante los ojos del mundo.
Es difícil confrontar a quien exagera constantemente, y te aconsejo que si tienes alguien así en tu vida, no le hagas mucho caso — a menos que quieras arriesgarte a decírselo, o si necesitas enfrentarlo porque una mentira suya te ha metido en un lío (eso sucede).
Si al leer esto sientes que eres tú eres este tipo de persona ¡felicítate de haberte dado cuenta y para ese comportamiento antes de que los demás dejen de creerte! No le des alas a tu bajo amor propio y convéncete de que tu realidad es buena, válida, bella y suficiente, que no tienes que exagerar nada para que la gente te estime o aprecien tus logros.