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The key to ending Alzheimer’s, Parkinson’s, and ALS? Animal Research.

By Matthew R. Bailey

A vaccine for Alzheimer’s could be within reach.
In November, researchers at the University of Texas Southwestern Medical Center announced that their experimental vaccine had prevented the development of substances associated with Alzheimer’s in mice. The scientists hope to start clinical trials in humans soon. If the vaccine lives up to its promise, it could prevent half of dementia cases.
These findings stand out as just the latest example of the power of animal research. Cures for dementia are on the horizon — and animal models will be the means by which they arrive.
Neurodegenerative diseases like Alzheimer’s exert an immense toll on those who suffer from them, their families, and the broader economy. The number of Americans who died of Alzheimer’s more than doubled between 2000 and 2015.  It’s now the country’s sixth-leading cause of death.  Alzheimer’s and other forms of dementia are projected to cost the nation $277 billion in 2018.  
Parkinson’s afflicts nearly 1 million Americans  and costs the country roughly $14 billion per year.  And every day, 15 Americans are diagnosed with ALS, or Lou Gehrig’s disease.  Only 10 percent of them will live more than 10 years after diagnosis.
Animal research is crucial to reducing the burden of diseases like these.
Consider how such research has already improved our understanding of Alzheimer’s. By studying monkeys and mice with similar brain abnormalities, scientists have discovered molecules and genetic mutations associated with the disease. Researchers have also been able to prove that obesity and head injuries increase susceptibility to Alzheimer’s.
Recently, University of Florida researchers found that a special protein could reduce the plaque that builds up in the brains of mice with Alzheimer’s. That could lead to the development of a drug that stops the progression of the disease.   
Animal research is also yielding breakthroughs in the fight against Parkinson’s. A few decades ago, with the help of monkeys, scientists developed a surgical treatment called “deep brain stimulation” that blocks irregular nerve signals. The therapy has helped tens of thousands of people with Parkinson’s.  
New research points to a way to stop Parkinson’s entirely. At the University of Queensland in Australia, scientists have been working with a small molecule that has halted the loss of brain cells in several animal models. They’re aiming to start human trials in 2020.  
There’s hope on the horizon for people with ALS, too. With the help of mice and rats, scientists at the Washington University School of Medicine recently identified a therapy that could reverse neuromuscular damage in people with an inherited form of ALS.  
Animal research helps not just humans but animals themselves, too. Dogs, for example, experience a disease similar to Alzheimer’s that affects their memory and responsiveness.  So treatments that help reduce Alzheimer’s in people could yield therapies for our canine companions as well.
Some animal activists are opposed to this research. They argue that computer models or cell cultures should be used instead. But these supposed alternatives are not yet nearly sophisticated enough to illustrate how a treatment — especially for a disease as complicated as Alzheimer’s — will work within a complex living organism.
Neurodegenerative diseases are becoming the scourges of our time. But thanks to animal research, there’s hope in sight.

Matthew R. Bailey is president of the Foundation for Biomedical Research.


¿La clave para terminar con la enfermedad de Alzheimer, de Parkinson y ELA? Investigación con animales

Una vacuna para el Alzheimer podría estar al alcance.
En noviembre, los investigadores del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas anunciaron que su vacuna experimental había impedido el desarrollo de sustancias asociadas con el Alzheimer en ratones. Los científicos esperan comenzar pronto los ensayos clínicos en humanos. Si la vacuna cumple con las expectativas, podría prevenir la mitad de los casos de demencia.
Estos hallazgos se destacan como el último ejemplo del poder de la investigación con animales. Las curas para la demencia están en el horizonte, y los modelos animales serán los medios por los cuales llegarán.
Enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer ejercen una carga inmensa en quienes las padecen, en sus familias y en la economía en general. La cantidad de estadounidenses que murieron de Alzheimer aumentó más del doble entre 2000 y 2015. Ahora es la sexta causa de muerte en el país. Se proyecta que el Alzheimer y otras formas de demencia costaron a la nación $277 mil millones de dólares en 2018.
La enfermedad de Parkinson afecta a casi un millón de estadounidenses y le cuesta al país aproximadamente $14 mil millones de dólares por año. Y cada día, 15 estadounidenses son diagnosticados con ELA o enfermedad de Lou Gehrig. Sólo el 10 por ciento de ellos vivirá más de 10 años después del diagnóstico.
La investigación animal es crucial para reducir la carga de enfermedades como éstas.
Considere cómo dicha investigación ya ha mejorado nuestra comprensión del Alzheimer. Al estudiar monos y ratones con anomalías cerebrales similares, los científicos han descubierto moléculas y mutaciones genéticas asociadas con la enfermedad. Los investigadores también han podido demostrar que la obesidad y las lesiones en la cabeza aumentan la susceptibilidad al Alzheimer.
Recientemente, investigadores de la Universidad de Florida encontraron que una proteína especial podría reducir la placa que se acumula en los cerebros de ratones con Alzheimer. Eso podría llevar al desarrollo de un medicamento que detenga la progresión de la enfermedad.
La investigación con animales también está produciendo avances en la lucha contra el Parkinson. Hace algunas décadas, con la ayuda de monos, los científicos desarrollaron un tratamiento quirúrgico llamado “estimulación cerebral profunda” que bloquea las señales nerviosas irregulares. La terapia ha ayudado a decenas de miles de personas con Parkinson.
Una nueva investigación apunta a una manera de detener el Parkinson completamente. En la Universidad de Queensland en Australia, los científicos han estado trabajando con una molécula pequeña que ha detenido la pérdida de células cerebrales en varios modelos animales. Su objetivo es iniciar ensayos humanos en 2020.
También hay esperanza en el horizonte para personas con esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Con la ayuda de ratones y ratas, científicos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington identificaron recientemente una terapia que podría revertir el daño neuromuscular en personas con una forma hereditaria de ELA.
La investigación con animales no sólo ayuda a los humanos, sino también a los animales. Los perros, por ejemplo, experimentan una enfermedad similar a la del Alzheimer que afecta su memoria y capacidad de respuesta. Así que los tratamientos que ayudan a reducir el Alzheimer en las personas también podrían proporcionar terapias para nuestros compañeros caninos.
Algunos activistas de animales se oponen a esta investigación. Ellos argumentan que los modelos de computadora o los cultivos celulares deben usarse en su lugar. Pero estas supuestas alternativas aún no son lo suficientemente sofisticadas como para ilustrar cómo un tratamiento, especialmente para una enfermedad tan complicada como el Alzheimer, funcionará dentro de un organismo vivo complejo.
Las enfermedades neurodegenerativas se están convirtiendo en los tormentos de nuestro tiempo. Pero gracias a la investigación con animales, hay esperanza a la vista.

Matthew R. Bailey es el presidente de la Fundación para la Investigación Biomédica.

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