By Jorge Ramos
All Mexicans have access to the same crime figures as President Andrés Manuel López Obrador, or AMLO, as he’s known. And this government data paints a horrifying picture: 2019 may well turn out to be the most violent year in Mexico’s modern history.
More on those terrible numbers below. But first I want to tell you about the sad story of Norberto Ronquillo, a university student who was recently kidnapped and murdered in Mexico City.
Norberto’s mom, Norelia Hernández, told me in an interview about the day she found out her son had been kidnapped. She was at the movies and her sister sent her a text: “URGENT.” Then her sister revealed the horrible news: “Some people are holding Junior [Norberto].”
The kidnappers “called several times; exactly how many, I don’t know,” Norelia told me. “I felt like [I was] in some kind of horror movie. ‘We have him here; get the money.’ They would say one word and hang up, or two words and hang up.”
Nothing seemed to work. Then Norberto’s body was found. He had been tortured and strangled.
“I don’t want this to be made into a political thing,” Norelia told me. “Really, my sole concern was that my son would be found. … My deep prayer to God was that I didn’t want my son to be one more missing person.”
Unfortunately, Norberto’s tragic death will be added to Mexico’s official kidnapping and murder statistics. Contrary to what the government says, the homicide rate isn’t declining. In fact, May proved to be the most violent month in López Obrador’s young administration, with 2,903 people killed. In the first six months of AMLO’s presidency, 17,010 Mexicans have been killed, according to recently updated government figures.
Almost one year ago, over 30 million Mexicans voted for change in the nation’s presidential election. I won’t deny that such change should include an end to corruption and extreme inequality. But it must also include reining in Mexico’s alarmingly high crime rates. This is one of AMLO’s biggest challenges, and he has failed so far to deliver.
The new National Guard, formed by López Obrador explicitly to fight crime, is persecuting innocent immigrants instead of tracking down real criminals. The original plan for the National Guard certainly never included stopping Central American migrants from crossing Mexico’s southern border. But that’s now part of the organization’s duties, thanks to President Donald Trump and AMLO’s recent immigration deal. This is absurd and will only waste resources urgently needed in other parts of the country.
None of this means that we’re being any harder on López Obrador than we were on past presidents. We also kept track of the murders committed under Enrique Peña Nieto and his predecessor, Felipe Calderón. Nearly 123,000 people were killed during Peña Nieto’s six-year term, while roughly 102,000 were murdered during Calderón’s six-year term.
We only want to know this: At what point should López Obrador be deemed responsible for the violence in Mexico? After six months in power? After one year?
No region in Mexico is free from crime. Some believed that Mexico City would be spared the violence that is so common in other parts of the country. But the last six months have been a cruel reality check: Between December and May, 923 people were killed in the city, a significant increase from the 663 killed between last June and November.
Something must be done — and urgently — not only in Mexico City but nationwide. The unfortunate truth, however, is that nobody knows what to do.
When I interviewed Norberto’s mother I also spoke to his brother, Aaron Ronquillo. “Is it dangerous to be young in Mexico?” I asked him.
“Sadly, and I mean this from my perspective and from that of every other young person, we do feel that we aren’t safe when we go out,” he responded. “It doesn’t matter if we go to the cinema, to a café or to a bar. We hear about too many cases of violence in our country and, regrettably, the person I loved the most had to endure one of the worst.”
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Norberto y 17 Mil Muertos Más
No hay otros datos. Las cifras a las que tiene acceso el presidente Andrés Manuel López Obrador son exactamente las mismas que tengo yo y las que puede ver cualquier ciudadano mexicano. Y los números indican que el 2019 podría convertirse en el año más violento en la historia moderna de México.
Voy a los gravísimos datos en un momento. Pero quiero empezar con la triste historia del estudiante Norberto Ronquillo, quien hace poco fue secuestrado y asesinado tras salir de su universidad en la Ciudad de México. La mamá de Norberto, Norelia Hernández, me contó en una entrevista que el día del secuestro ella estaba en el cine cuando recibió un texto de su hermana que decía “URGE”. Poco después recibiría los detalles del secuestro: “Tienen a Junior [Norberto]”.
Los secuestradores “hicieron muchas llamadas, no sé cuántas en total”, me contó Norelia. “Era como de espanto. ‘Aquí lo tenemos y junta dinero’ [le decían los plagiarios por teléfono]. Era una palabra y le colgaban, y luego dos palabras y le colgaba”. Nada funcionó. El cuerpo de Norberto fue encontrado estrangulado, con huellas de tortura.
“Yo no quiero que esto se haga político”, me dijo Norelia. “En verdad créeme que yo sólo pedí encontrar a mi hijo. … Yo le pedí mucho a Dios que no quería que mi hijo fuera una cifra más de desaparecidos”.
Y no lo fue. Pero la trágica muerte de Norberto sí terminará en las estadísticas oficiales de secuestros y asesinatos. Contrario a la versión gubernamental, los homicidios dolosos no están disminuyendo. Mayo es el mes más violento del sexenio de López Obrador con 2.903 muertes.
En los primeros seis meses de gobierno de AMLO han sido asesinados 17.010 mexicanos, según cifras oficiales de homicidios dolosos.
Más de 30 millones de mexicanos votaron por un cambio hace casi un año. El cambio, claro, tiene que ver con la lucha frontal contra la corrupción y la imperiosa necesidad de combatir la desigualdad en México. Pero también con controlar los altísimos niveles de criminalidad. Eso sigue siendo uno de los grandes retos de López Obrador.
Entiendo que la creación de la Guardia Nacional es la principal apuesta para reducir el crimen y que, para eso, se necesita más tiempo. Pero claramente lo que el gobierno de López Obrador ha hecho hasta el momento es insuficiente. En lugar de perseguir a inmigrantes inocentes, la Guardia Nacional debería ir tras los verdaderos criminales. La Guardia Nacional es un experimento. Además, su plan original nunca incluyó evitar el paso de centroamericanos por la frontera sur de México. Ese es un despropósito, y un desperdicio de recursos y esfuerzos que se necesitan urgentemente en otras partes del país.
Y no es que le exijamos a López Obrador cosas distintas. A Enrique Peña Nieto y a Felipe Calderón también les llevábamos la cuenta de los muertos. Más de 122 mil personas fueron asesinadas en el sexenio de Peña Nieto, y 104 mil en el de Calderón.
Las preguntas son: ¿A partir de cuándo se va a hacer responsable López Obrador de la violencia en México? ¿A los seis meses? ¿Al año?
Todas las regiones del país están sufriendo. La ciudad de México, que algunos creían blindada de la violencia de otras partes de la república, ha tenido seis meses terribles. De diciembre del 2018 a mayo del 2019 fueron asesinadas 923 personas. Esto es más que las 663 que murieron de junio a noviembre del 2018.
Urge hacer algo al respecto, tanto en la ciudad de México como en el resto del país. Pero, la verdad, nadie sabe cómo.
Aarón Ronquillo, hermano de Norberto, estaba acompañando a su mamá durante la entrevista. ¿Es peligroso ser joven en México? le pregunté.
“Lamentablemente — hablo por mí y por todos los jóvenes — sí nos da un poco de inseguridad salir por salir a cualquier lado; a cines, a cafés, a bares”, me dijo Aarón. “Hay demasiados casos de violencia aquí en nuestro país y, lamentablemente, le tocó vivir uno de los peores a la persona que más quería”.