Christmas shows us what’s possible. It’s everywhere, including on daily radio and TV news broadcasts. During December, accounts of charity, generosity, grace and peace preempt reports of killing and crime. The touching stories inspire hope that those virtues will endure and permanently inform everyday life. That hope typically persists until at least New Year’s Day.
In a concerted campaign resurrected in earnest in September, faith leaders worldwide began vigorously pressing for peace. They implore the world’s political leaders to have “the audacity of peace,” in the words of the Roman Catholic Pope Francis. An interreligious gathering of Buddhists, Christians, Hindus, Jews, Muslims, Sikhs and others on Sept. 12 in Berlin, Germany publicly issued an impassioned plea for worldwide peace.
It was a plea that can’t be suppressed, the Pontiff said. “It rises from the hearts of mothers; it is deeply etched on the faces of refugees, displaced families, the wounded and the dying.”
And yet, war and armed conflicts rage on. In Ukraine. In Gaza. In East Asia. And in Eastern Congo, Haiti, Kosovo, Sudan, Syria, Yemen and more. Paul Poast observed in The Atlantic in November, “The past two years have seen the most conflicts of any time since the end of the Second World War.” We’re not in a world war, but we are a world at war, Poast wrote.
Why does peace seem perennially unattainable even at Christmastime when so much of humankind consciously hopes and prays for peace? Maybe the holiday serves as a sacred reminder to live every day practicing Christmas charity, generosity, grace and peace with the expectancy that peace will one day prevail.
From our Dos Mundos family to yours: May peace, prosperity, happiness, health and hope be yours in 2024. Happy New Year!
Que la paz triunfe en 2024
La navidad nos muestra lo que es posible. Está en todas partes, incluso en los noticieros diarios de radio y televisión. Durante diciembre, los relatos de caridad, generosidad, gracia y paz se adelantan a los reportes de asesinatos y crímenes. Las conmovedoras historias inspiran la esperanza de que esas virtudes perduren en sea parte permanentemente de la vida cotidiana. Esa esperanza generalmente persiste al menos hasta el día de Año Nuevo.
En una campaña concertada que resucitó en serio en septiembre, los líderes religiosos de todo el mundo comenzaron a presionar vigorosamente por la paz. Imploran a los líderes políticos del mundo que tengan “la audacia de la paz”, en palabras del Papa Francisco, católico romano. Una reunión interreligiosa de budistas, cristianos, hindúes, judíos, musulmanes, sikhs y otros el 12 de septiembre en Berlín, Alemania, emitió públicamente un apasionado llamado por la paz mundial.
Fue una petición que no puede ser reprimida, dijo el Pontífice. “Surge del corazón de las madres; está profundamente grabado en los rostros de los refugiados, las familias desplazadas, los heridos y los moribundos”.
Y, sin embargo, la guerra y los conflictos armados continúan. En Ucrania. En Gaza. En el este de Asia. Y en el este del Congo, Haití, Kosovo, Sudán, Siria, Yemen y más. Paul Poast observó en The Atlantic en noviembre: “En los últimos dos años hemos visto la mayor cantidad de conflictos desde el final de la Segunda Guerra Mundial”. No estamos en una guerra mundial, pero somos un mundo en guerra, escribió Poast.
¿Por qué la paz parece siempre inalcanzable incluso en navidad, cuando gran parte de la humanidad espera y ora conscientemente por la paz? Tal vez la festividad sirva como un recordatorio sagrado para vivir cada día practicando la caridad, la generosidad, la gracia y la paz navideñas con la expectativa de que algún día prevalezca la paz.
De nuestra familia Dos Mundos a la suya: Que la paz, la prosperidad, la felicidad, la salud y la esperanza sean suyas en 2024. ¡Feliz Año Nuevo!
