By Tere Siqueira
For Greater Kansas City area native Ramona Farris, October carries special significance.
That’s because October marks Breast Cancer Awareness Month. For more than a decade, Farris has been a breast cancer survivor.
Farris, who’s part of one of the area’s oldest Mexican families, began her breast cancer journey in June 2010 after a routine mammogram in April of that year had suggested that a spot on her breast was likely a benign fibroid. Trusting her instincts, she visited her OBGYN in early June.
“I felt a small area was something more,” she recalled.
Her doctor sent her for a biopsy. The biopsy confirmed her fears.
“The most challenging part was knowing it was going to be a long journey and of the unknown,” Farris said. “I stayed positive by reminding myself that there is always someone in a worse place than me, that I had a good prognosis and to take things one day at a time. I leaned on my faith and those around me who were my biggest cheerleaders.”
Farris credits her recovery to the constant and devoted support of her sister Roberta, extended family and friends.
“Roberta and I have always been close, but my diagnosis made us closer,” she said. “My other siblings were supportive, as well as my very large extended family. My cousins Maria and Sandy own LaFonda El Taquito, and weekly, they made lunch for my sister to bring me. … The love and nourishment my family provided meant the world to me.”
Surviving breast cancer has profoundly changed Farris’ outlook on life, she acknowledged.
“I’ve learned that each day is a gift,” she said.
Farris’ experience also has taught her not to sweat minute details and focus on what matters, she said. Moreover, she has embraced a healthier lifestyle, incorporating more exercise into her daily routine.
“I walk a lot more,” she said. “Exercise and watching what I eat are key to not having a recurrence.”
Now, 14 years after her diagnosis and 13 years of being cancer-free, Farris passionately advocates for early detection and education, especially for those with limited access to care.
“Since I am here, while so many others did not survive their cancer battles, I owe it to others to educate and advocate,” she said.
Specifically, Farris advocates for women getting breast exams, particularly Hispanic women.
“Women in the Hispanic community are diagnosed later than others, and much of that is (from) husbands not wanting their wives to be examined by a male doctor,” she said. “Examining a woman for cancer is not (a) sexual (act); it is a medical one.”
And if families have concerns about a wife or daughter being examined by a male doctor, there are female oncologists available, too, Farris advises.
“Kansas City has entire women-only practitioners,” she said. “Educate yourself on what an oncologist does and put your own personal thoughts to the side.”
Detecting breast cancer early is important, Farris stresses.
“Knowing early gives you more choices in your care and treatment options,” she said.
Farris also urges women to get second opinions and rely on credible sources for information, citing resources such as Gilda’s Club, Turning Point, Juntos at KU Medical Center and the American Cancer Society.
For anyone battling breast cancer, Farris offers this advice: “Never give up. Lean on those around you. … Do not be afraid to ask for help.”
Farris advises Hispanic families supporting loved ones through cancer battles to be present emotionally and physically.
“Listen to them. … You don’t always need to solve … (something),” she said. “It is also important to take care of yourself, as many of you will be caregivers. Lean on your support systems as well and create a group of support for you and the person diagnosed with cancer. It takes a village!”
Después de vencer el cáncer de mama, Ramona Farris promueve la detección temprana
Para Ramona Farris, originaria del área de Kansas City, octubre tiene un significado especial.
Esto se debe a que octubre es el Mes de la Concientización sobre el Cáncer de Mama y desde hace más de una década, Farris es una sobreviviente de dicho padecimiento.
Farris, quien es parte de una de las familias mexicanas más antiguas de la zona, comenzó su travesía con el cáncer de mama en junio de 2010, después de que una mamografía de rutina en abril sugiriera que una mancha en su seno podría ser un fibroma benigno. Confiando en su intuición, visitó a su ginecólogo a principios de junio.
“Sentí que esa pequeña área era algo más”, recordó.
Su médico la envió a realizarse una biopsia. La biopsia confirmó sus temores.
“La parte más difícil fue saber que sería un largo camino y la incertidumbre”, dijo Farris. “Me mantuve positiva recordándome que siempre hay alguien en una situación peor que la mía, que tenía un buen pronóstico y que debía tomar las cosas día a día. Me apoyé en mi fe y en aquellos que fueron mis mayores porristas».
Farris atribuye su recuperación al constante y dedicado apoyo de su hermana Roberta, de su familia y de sus amigos.
“Roberta y yo siempre hemos sido muy unidas, pero mi diagnóstico nos acercó aún más”, dijo. “Mis otros hermanos también fueron muy solidarios, así como otros miembros de mi familia. Mis primas María y Sandy son dueñas de LaFonda El Taquito, y cada semana preparaban el almuerzo para que mi hermana me lo trajera. … El amor y el cuidado que mi familia me brindó significaron el mundo para mí».
Sobrevivir al cáncer de mama ha cambiado profundamente la perspectiva de Farris sobre la vida, reconoció.
“He aprendido que cada día es un regalo”, dijo.
La experiencia de Farris también le ha enseñado a no preocuparse por detalles mínimos y enfocarse en lo que realmente importa, dijo. Además, ha adoptado un estilo de vida más saludable, incorporando más ejercicio a su rutina diaria.
“Camino mucho más”, dijo. “El ejercicio y cuidar lo que como son clave para no tener una recaída”.
Ahora, 14 años después de su diagnóstico y 13 años libre de cáncer, Farris aboga apasionadamente por la detección temprana y la educación, especialmente para aquellos con acceso limitado a la atención médica.
“Ya que estoy aquí, mientras que muchas otras personas no sobrevivieron a sus batallas contra el cáncer, siento que tengo la responsabilidad de educar y abogar por los demás”, dijo.
Farris aboga específicamente por que las mujeres se hagan exámenes de mama, en particular las mujeres hispanas.
“Las mujeres en la comunidad hispana son diagnosticadas más tarde que otras, y gran parte de eso se debe a que los esposos no quieren que sus esposas sean examinadas por un médico hombre”, dijo. “Examinar a una mujer por cáncer no es un acto sexual; es un acto médico”.
Y si las familias tienen preocupaciones sobre que una esposa o hija sea examinada por un médico hombre, también hay oncólogas disponibles, aconseja Farris.
“Kansas City tiene profesionales exclusivamente para mujeres”, dijo. “Edúcate sobre lo que hace un oncólogo y deja a un lado tus pensamientos personales”.
Detectar el cáncer de mama a tiempo es importante, recalca Farris.
“Saberlo a tiempo te da más opciones en tu atención y en los tratamientos”, dijo.
Farris también anima a las mujeres a buscar segundas opiniones y a confiar en fuentes creíbles de información, citando recursos como Gilda’s Club, Turning Point, Juntos en el Centro Médico de KU y la Sociedad Americana del Cáncer.
Para cualquier persona que esté luchando contra el cáncer de mama, Farris ofrece este consejo: “Nunca te rindas. Apóyate en quienes te rodean. … No tengas miedo de pedir ayuda”.
Farris aconseja a las familias hispanas que apoyan a sus seres queridos en batallas contra el cáncer a estar presentes tanto emocional como físicamente.
“Escúchalos … no siempre necesitas tener que darles una solución”, dijo. “También es importante cuidarse a uno mismo, ya que muchos de ustedes serán cuidadores. Apóyense en sus sistemas de apoyo y creen un grupo de apoyo tanto para ustedes como para la persona diagnosticada con cáncer. ¡Se necesita mucha ayuda!”.