Cristina Valle, de 84 años; y Yoselin Flores, de 19 años, crecieron no sólo en diferentes épocas, sino también en diferentes entornos sociales y familiares.
La vida de Valle, en Guadalajara, Jalisco, México, fue menor que privilegiada. Crecer con cuatro hermanos mayores y tres menores resultó a veces más difícil.
“Mi mamá cuidaba de nosotros cuando éramos niños – y mi padre siempre estaba trabajando, por lo que los niños mayores tienen muchas responsabilidades,” recordó Valle. “Cuando tenía unos 5 o 6 (años), tres de mis hermanas y yo fuimos a un convento con las monjas para estudiar.”
Valle y sus hermanas fueron institucionalizadas durante tres años. Entonces volvieron a casa para ayudarle a su mamá y asistir a la escuela pública. Pero la vida en casa todavía demostró ser difícil.
“Allí eran muchos de nosotros – y mi mamá empezó a trabajar en el mercadillo, así que no estaba mucho con nosotros,” dijo Valle. “Mis hermanos y hermanas tenían grandes discusiones. Era un tiempo muy loco; y a veces me daba miedo de sus discusiones porque siempre eran los mayores que se peleaban.”
Desde una edad temprana, Valle ayudaba con los quehaceres, cómo cuidar de los niños más pequeños, lavar la ropa a mano, barrer, trapear y cocinar. No hubo ningun momento de ocio.
Flores, por el contrario, encontró que crecer en los Estados Unidos era todo lo que un niño podría desear.
“Ser nacida en México, yo diría que crecer en los EE.UU. ha sido impresionante,” dijo Flores. “Puedo disfrutar del fútbol y béisbol con mi familia, y puedo comer tamales y hamburguesas. Me da la mejor de dos mundos!”
Nacida en Colotlán, Jalisco, México, Flores llegó a los EE.UU. cuando era niña con sus padres. A diferencia de Valle, ella no tiene una familia grande; solamente tiene un hermano menor). Y a diferencia de Valle, su atención se ha centrado en conseguir una educación.
“La cosa que aprecio más de crecer aquí es mi educación,” dijo Flores. “Sé que si mis padres y yo nos hubiéramos quedado en México, el más alto de educación que hubiera conseguido era la secundaria.”
Valle está de acuerdo en que la educación es importante.
“Para mí, mi vida era todo acerca de mi familia – mis hermanos y mis hermanas,” dijo Valle. “Era demasiado tarde para mí- para conseguir una verdadera educación.”
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Lives of senior and millennial reflect differences in upbringing
By Katherine Diaz
Cristina Valle, 84; and Yoselin Flores, 19, grew up not only in different eras, but also in different family and social environments.
Life for Valle in Guadalajara, Jalisco, Mexico, was less than privileged. Growing up with four older siblings and three younger ones was difficult at times.
“My mom would take care of us when we were younger – and my dad was always working, so the older children had a lot of responsibilities,” Valle recalled. “When I was about five or six years old, three of my sisters and I were sent to a convent with the nuns to study.”
Valle and her sisters were institutionalized for three years. They then returned home to help around the house and attend public school. But life at home still proved to be difficult.
“There were so many of us – and my mom started working a stand at the flea market, so she wouldn’t be around as much,” Valle said. “My brothers and sisters would get into huge arguments. It was a crazy; and sometimes, I would be scared of … (the) arguments, because it was always the older siblings who would fight with each other.”
From a young age, Valle would help with the various chores and responsibilities, including taking care of the younger children, washing clothes by hand, sweeping, mopping and cooking. There was no leisure time.
Flores, on the other hand, found growing up in the United States to be everything a child could want.
“Being Mexican-born, I would say growing up in the states was awesome,” she said. “I get to enjoy both soccer and baseball with my family, and I get to eat tamales and burgers. I get the best of both worlds!”
Born in Colotlan, Jalisco, Mexico, Flores came to the United States as a toddler with her parents. Unlike Valle, she doesn’t have a large immediate family (she has a younger brother). And unlike Valle, her focus has been on getting an education.
“The one thing I appreciate the most about growing up here is my education,” Flores said. “I know that if my parents and I would have stayed in Mexico, the highest education I would have gotten is middle school.”
Valle agrees that education is important.
“For me, my life was all about my family – my brothers and my sisters,” she said. “It was too late for me to get a real education.”