Los recuerdos están directamente relacionados con los sentimientos. Según un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la mayoría de los recuerdos tienen algún tipo de emoción asociada.
A mayor actividad cerebral, más regeneración neuronal. La memoria es un área del cerebro que nos permite almacenar y recuperar la información que procesamos a diario. Podríamos asemejarla a los discos duros de las computadoras: si cuidamos el sistema informático, podremos ampliar su funcionamiento.
Con los años desarrollamos destrezas cognitivas, algunas de ellas negativas, que nos llevan a activar respuestas automáticas. Por ello, en muchas ocasiones, es preciso aprender a desaprender.
Los investigadores del MIT han explicado que también se puede revertir la asociación emocional de recuerdos específicos, mediante la manipulación de las células del cerebro con la optogenética.
Un proceso más sencillo para alterar los recuerdos negativos es la programación neurolingüística. Como diría el escritor Roger Martin Du Gard, “la vida sería imposible si todo se recordase. El secreto está en saber elegir lo que se debe olvidar”.
Sin embargo, no todos los recuerdos deben ser modificados o eliminados, porque muchos nos han hecho como somos. Las malas experiencias afianzan nuestra forma de ser, son eventos que también pueden ser positivos o nos permiten ser más fuertes.
Muchos recuerdos nos ayudan a tomar decisiones en el futuro, frente a asuntos decisivos. Si los borrásemos de nuestro cerebro, perderíamos tal referencia; nos convertiríamos en seres vulnerables ante los mismos hechos. Es necesario reconocer los comportamientos tóxicos y modificar las conductas ineficaces que provocan tropezar con la misma piedra.
Para poder hacer frente a la reprogramación neurolingüística, debes ejercitar tu cerebro. Aquí tienes algunos tips:
-Trabaja tu memoria tratando de recordar cada domingo, por ejemplo, la cena de toda la semana. Márcate ejercicios cotidianos que puedas cumplir habitualmente.
-Evita la rutina para no crear respuestas automáticas en tu cerebro.
-Marca el reto de aprender algo nuevo cada día. Una fecha histórica, un hecho curioso o una vía alternativa para ir a casa.
-En tu tiempo libre, reta a tu mente con ejercicios como los crucigramas o los famosos sudokus.
-Haz ejercicio y aliméntate de manera saludable. Si cuidas tu cuerpo, también ayudarás a tu mente.
-Medita. Es la mejor manera de potenciar tu mente.
Una clave para entrenar tu cerebro está en tres características que abordo en mi libro “Un buen hijo de P”: pasión, paciencia y perseverancia.
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