El país necesita una solución rápida a la crisis
México tiene una crisis que necesita ser resuelta. Rápido.
El día de Año Nuevo, para evitar recortes en el presupuesto nacional, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto puso fin al control gubernamental de los precios de la gasolina y del diésel, lo que resultó en un aumento del 20 por ciento. Sin embargo, esto ha resultado en protestas, disturbios y saqueos a nivel nacional. El lunes (9 de enero), ciudadanos mexicanos marcharon en la Ciudad de México para quejarse.
Aunque en su mayoría pacíficas, las protestas provocadas por la ira han estallado ocasionalmente en violencia. Las autoridades han informado que los agentes que trataron de romper un reciente bloqueo fueron atacados con piedras durante unas tres horas, dejando a los oficiales no más remedio que responder disparando balas de goma al aire.
Funcionarios del gobierno y líderes empresariales anunciaron que 11 cargas de tren con alrededor de 1,000 automóviles dirigidos a Estados Unidos han sido bloqueados por manifestantes. El bloqueo ha amenazado con cerrar temporalmente Ford Motor Co., lo que daría lugar a enormes pérdidas para la compañía automotriz estadounidense – y para ambas naciones.
El lunes, el presidente Enrique Peña Nieto trató de resolver la crisis al reunir a líderes sindicales y empresariales para discutir el debilitamiento de la subida de los precios de la gasolina y discutir maneras de aliviar el impacto del aumento de precios en las familias mexicanas. Peña Nieto también se dirigió al pueblo mexicano se día, pidiendo calma. Explicó que el aumento, aunque impopular, era necesario y afirmó que mantener el subsidio habría amenazado la economía del país.
Sin embargo, por desgracia, las reuniones tuvieron poca o ninguna resolución. Esto dio lugar a varios miles de personas marchando por la avenida principal de la Ciudad de México, pidiendo la renuncia de Peña Nieto.
Hasta ahora, seis personas han muerto y 1,500 han sido detenidas desde que comenzaron las protestas. Esperemos que las conversaciones en curso entre los funcionarios gubernamentales y los líderes empresariales proporcionen una solución a la crisis. Rápido.
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Mexican gas hikes result in massive protests
Analysis and commentary by Dermidio Juez-Perez
Country needs quick resolution to crisis
Mexico has a crisis that needs to be resolved. Fast.
On New Year’s Day, to prevent cuts to the national budget, Mexican President Enrique Pena Nieto (Peña Nieto in Spanish) ended governmental control of gas and diesel prices, resulting in a 20 percent hike in gas prices. However, this has resulted in nationwide protests, riots and looting. On Monday (Jan. 9), Mexican citizens marched in Mexico City to complain.
Although mostly peaceful, the anger-fueled protests have occasionally erupted into violence. Authorities have reported that officers who tried to break up a recent blockade were attacked with rocks for about three hours, leaving the officers no choice but to respond by firing rubber bullets into the air.
Government officials and business leaders announced that 11 trainloads with about 1,000 cars heading to the United States have been backed up by protesters. The blockade has threatened to temporarily shut down Ford Motor Co., which would result in huge losses for the American car company – and to both nations.
On Monday, President Enrique Pena Nieto tried to resolve the crisis by bringing together labor and business leaders to discuss softening the gas price hike and discuss ways to alleviate the impact of the price increase on Mexican families. Pena Nieto also addressed the nation that day, asking for calm. He explained that the hike, although unpopular, was necessary. And he stated that keeping the subsidy would’ve threatened the country’s economy.
Unfortunately, however, little to no resolution came from the meetings. This resulted in several thousand people marching along Mexico City’s main boulevard, calling for Pena Nieto’s resignation.
So far, six people have died and 1,500 people have been detained since the protests began. Hopefully, ongoing conversations between government officials and business leaders will provide a solution to the crisis. Fast.