By Chara
Navy veteran and Kansas City area resident Mike Macias has a philosophy about life: Live life to the fullest and help as many people as you can every day because there’s no guarantee of having a tomorrow.
Macias, a Texas native raised in Kansas City, Kan.’s Argentine and Kansas City, Mo.’s Westside neighborhoods, developed that philosophy partly from his military experience. Joining the Navy in 1985 through the delayed entry program after finishing high school, he served for 21 years and in two wars.
“I served primarily on the East Coast, but traveled to 22 countries around the world,” Macias said. “My last overseas assignment was at Naval Air Station Sigonella (Sicily). My last stateside assignment was with Explosive Ordnance Disposal Training and Evaluation Unit (No.) 2 in Fort Story, Va.”
During his years in the Navy, there were two important moments that stood out for Macias. One was when he was on the USS Roosevelt, returning from his first war. The ship came under the threat of attack by Iraqi MiGs. U.S. Air Force jets got the MiGs before they could fire on the ship.
“Many of the young men on the ship were crying and in hysterics as we were told by the commanding officer of the impending damage we were going to sustain…. When the war was over and we returned to our home port of Norfolk, Va., we were greeted by a sea of friends and family,” Macias recalled.
Another significant moment was the day Macias retired from the Navy. He recalled receiving letters of appreciation from U.S. presidents and congressman, and members of the Kansas City Council.
“I had served for 21 years and felt like I had accomplished a lot,” he said. “So it was time to retire and let the younger sailors become the leaders.”
For Macias, being part of the Navy was a great experience. It provided many benefits, including tuition payment, a home loan certificate and veterans’ preference for government jobs. Those benefits also included serving his country and wearing the uniform.
The Navy provided its share of difficulties, too. Macias said he lives with post-traumatic stress disorder from the second war in which he fought. In addition, he heard nicknames such as “Muchachos,” “Chachimo” and “Chach.” They never bothered him, he said.
“I would recommend that the young people wanting to join the military do so knowing that they should expect to be sent to a combat zone at a minimum of two times over a 20-year career, possibly three or four times,” Macias said.
Macias has tried to live life to the fullest outside of the Navy. He has a bachelor’s degree in education and master’s degree in business administration. He’s working on his dissertation for his doctorate in business administration. In addition, he’s the director of LULAC National Educational Service Centers Inc., an educational non-profit organization.
Veterano mantiene la filosofía en la vida dentro y fuera del uniforme
El veterano de la armada y residente del área de Kansas City, Mike Macias, tiene una filosofía sobre la vida: vive la vida al máximo y ayuda a la mayor cantidad de gente posible todos los días porque no hay garantía de tener un mañana.
Macías, un nativo de Texas criado en los barrios del oeste de Kansas City, Kan. y Kansas City, Mo., desarrolló esa filosofía en gran parte a partir de su experiencia militar. Se unió a la Marina en 1985 a través del programa de ingreso retrasado después de terminar la escuela preparatoria, sirvió durante 21 años y en dos guerras.
“Serví principalmente en la costa este, pero viajé a 22 países de todo el mundo,” mencionó Macías. “Mi última misión en el extranjero fue en la estación aérea Naval de Sigonella (Sicilia). Mi última tarea en Estados Unidos fue con la Unidad de Capacitación y Evaluación de Eliminación de Artefactos Explosivos (No.) 2 en Fort Story, Virginia “.
Durante sus años en la Marina, hubo dos momentos importantes que se destacaron para Macías. Una fue cuando estaba en el USS Roosevelt, regresando de su primera guerra. El barco estuvo bajo la amenaza de ataque de MiG iraquíes. Los aviones de la Fuerza Aérea de EE. UU. Obtuvieron los MiG antes de que pudieran disparar al barco.
“Muchos de los jóvenes del barco lloraban y estaban histéricos cuando el oficial al mando nos dijo del daño inminente que íbamos a sufrir … Cuando terminó la guerra y regresamos a nuestro puerto de Norfolk, Virginia, fuimos recibidos por un mar de amigos y familia,” recordó Macías.
Otro momento significativo fue el día en que Macias se retiró de la Marina. Recordó haber recibido cartas de agradecimiento de los presidentes y congresistas de Estados Unidos y miembros del Consejo de Kansas City.
“He servido durante 21 años y sentía que había logrado mucho,” dijo. “Así que era hora de retirarse y dejar que los marineros más jóvenes se convirtieran en líderes”.
Para Macías, ser parte de la Marina fue una gran experiencia. Proporcionó muchos beneficios, incluyendo el pago de su universidad, un certificado de préstamo hipotecario y la preferencia de los veteranos para los trabajos del gobierno. Esos beneficios también incluyen servir a su país y usar el uniforme.
Pero la Marina también proporcionó su cuota de dificultades. Macías dijo que vive con el trastorno de estrés postraumático de la segunda guerra en la que luchó. Además, de haber escuchado apodos como “Muchachos”, “Chachimo” y “Chach”. Aunque dijo que nunca le molestaron.
“Recomendaría que los jóvenes que quieran unirse al ejército lo hagan sabiendo que deberían esperar ser enviados a una zona de combate al menos dos veces en una carrera de 20 años, posiblemente tres o cuatro veces,”indicó Macías.
Macías ha intentado vivir la vida al máximo fuera de la Armada. Tiene una licenciatura en educación y una maestría en administración de empresas. Está trabajando en la disertación para su doctorado en administración de empresas. Además, es el director de LULAC National Educational Service Centers Inc., una organización educativa sin fines de lucro.