Divulgando la cultura en dos idiómas.

Lies, and the Journalists Who Seek Out the Truth

WASHINGTON — Entiendo perfectamente por qué los periodistas no le caemos bien a muchos presidentes. Nuestro trabajo es descubrir y publicar lo que ellos quieren ocultar. Estamos en lados opuestos: los presidentes en el poder y los periodistas en el contrapoder. Nos podemos ver de frente pero nunca estar del mismo lado. Nuestra misión es asegurarnos que no abusen de su autoridad.
Ahora, díganle eso al presidente Donald Trump.
​ El Presidente de Estados Unidos no entiende que nuestra labor es precisamente cuestionarlo. No estamos aquí para aplaudirlo, adularlo ni para aumentar su autoestima. Y cuando dice una mentira — y ha dicho 1.628 en 298 días, según The Washington Post — lo tenemos que denunciar.
Nosotros acusamos a Trump de inventar su propia verdad y él nos acusa a los periodistas independientes de publicar “fake news”. Esto, por supuesto, no va a acabar bien.
Pero no es nada nuevo. Acabo de ver la película “The Post” que muestra el heroico esfuerzo de un grupo de reporteros por descubrir las mentiras que cuatro presidentes estadounidenses dijeron sobre la guerra de Vietnam. El problema es que, en esa época, con cada mentira aumentaba el número de soldados estadounidenses muertos en el conflicto bélico. El mensaje oficial era: Vamos ganando. La realidad era muy distinta.
En una escena, el guion lleva a Robert McNamara, quien fue secretario de Defensa durante las administraciones de Kennedy y Johnson, a declarar: “Los papeles no pueden ser objetivos”. Y me pareció estar escuchando a Trump explotar contra todos los medios que reportan con precisión sobre sus contradicciones y medias verdades.
“The Post” es una película que no podía esperar. Su director, Steven Spielberg, me contó que cuando leyó el guión estaba trabajando en otra película, pero que no pudo evitar involucrarse en esta. Urgía hacerla.
La historia a veces se repite, o casi. Las comparaciones entre los ataques a la prensa del ex presidente Richard Nixon y los que hace Trump son inevitables. Sin embargo, a lo largo de la entrevista, Spielberg evitó nombrar al actual presidente estadounidense. Mi película, me dijo, tiene muchos temas — incluyendo el feminismo de la dueña del diario The Washington Post, Katharine Graham, magistralmente interpretado por Meryl Streep — y no quería que un titular equivocado distrajera la atención del público.
No, “The Post” no es una película sobre Trump. No obstante, es inevitable pensar en lo que estamos viviendo hoy en día al presenciar los esfuerzos del gobierno de Nixon por silenciar y cortar el acceso a la prensa libre. Spielberg nos entiende bien a los periodistas. Yo iba buscando una noticia, pero él me regaló una historia que contar.
​ Meryl Streep y Tom Hanks — quien tiene el papel de Ben Bradlee, el rebelde director del periódico The Washington Post — serán responsables, creo, de un aumento en el número de estudiantes que querrán entrar a las escuelas de periodismo. Los entrevisté juntos en uno de esos momentos privilegiados que de vez en cuando disfrutamos los periodistas. Yo había hecho mi tarea y les preguntaba sobre la película, pero ellos también querían hablar de la crucial importancia del periodismo en el futuro de Estados Unidos.
Streep desató la ira de Trump hace casi un año cuando lo criticó en los Globos de Oro por burlarse de un reportero con discapacidad. Trump la atacó con un hiriente tuit. Sin embargo, ella no ha parado de defender a los periodistas. “Nuestra nación depende de ustedes, el cuarto poder, nuestra primera línea de defensa contra la tiranía”, dijo en un reciente discurso.
Hanks, sutil, me comentó sobre la nueva cafetera que envió a los periodistas que cubren la Casa Blanca. En la nota decía: “Sigan peleando por las buenas causas, la verdad, la justicia y nuestra forma de vida, pero especialmente por la verdad”. El café ese día, estoy seguro, tuvo un sabor distinto.
La ficción nos puede llevar muy cerca de la verdad. La película “The Post” se basa en la controvertida publicación de los llamados Pentagon Papers a pesar de la dura resistencia del gobierno. Sin embargo, lo más importante es cómo deja al descubierto la fiera tensión que siempre debe existir entre los poderosos y los periodistas.
Salí del cine con la frente en alto y listo para lo que sigue.

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Los ​P​eriodistas y las ​M​entiras

WASHINGTON — Entiendo perfectamente por qué los periodistas no le caemos bien a muchos presidentes. Nuestro trabajo es descubrir y publicar lo que ellos quieren ocultar. Estamos en lados opuestos: los presidentes en el poder y los periodistas en el contrapoder. Nos podemos ver de frente pero nunca estar del mismo lado. Nuestra misión es asegurarnos que no abusen de su autoridad.
Ahora, díganle eso al presidente Donald Trump.
​ El Presidente de Estados Unidos no entiende que nuestra labor es precisamente cuestionarlo. No estamos aquí para aplaudirlo, adularlo ni para aumentar su autoestima. Y cuando dice una mentira — y ha dicho 1.628 en 298 días, según The Washington Post — lo tenemos que denunciar.
Nosotros acusamos a Trump de inventar su propia verdad y él nos acusa a los periodistas independientes de publicar “fake news”. Esto, por supuesto, no va a acabar bien.
Pero no es nada nuevo. Acabo de ver la película “The Post” que muestra el heroico esfuerzo de un grupo de reporteros por descubrir las mentiras que cuatro presidentes estadounidenses dijeron sobre la guerra de Vietnam. El problema es que, en esa época, con cada mentira aumentaba el número de soldados estadounidenses muertos en el conflicto bélico. El mensaje oficial era: Vamos ganando. La realidad era muy distinta.
En una escena, el guion lleva a Robert McNamara, quien fue secretario de Defensa durante las administraciones de Kennedy y Johnson, a declarar: “Los papeles no pueden ser objetivos”. Y me pareció estar escuchando a Trump explotar contra todos los medios que reportan con precisión sobre sus contradicciones y medias verdades.
“The Post” es una película que no podía esperar. Su director, Steven Spielberg, me contó que cuando leyó el guión estaba trabajando en otra película, pero que no pudo evitar involucrarse en esta. Urgía hacerla.
La historia a veces se repite, o casi. Las comparaciones entre los ataques a la prensa del ex presidente Richard Nixon y los que hace Trump son inevitables. Sin embargo, a lo largo de la entrevista, Spielberg evitó nombrar al actual presidente estadounidense. Mi película, me dijo, tiene muchos temas — incluyendo el feminismo de la dueña del diario The Washington Post, Katharine Graham, magistralmente interpretado por Meryl Streep — y no quería que un titular equivocado distrajera la atención del público.
No, “The Post” no es una película sobre Trump. No obstante, es inevitable pensar en lo que estamos viviendo hoy en día al presenciar los esfuerzos del gobierno de Nixon por silenciar y cortar el acceso a la prensa libre. Spielberg nos entiende bien a los periodistas. Yo iba buscando una noticia, pero él me regaló una historia que contar.
​ Meryl Streep y Tom Hanks — quien tiene el papel de Ben Bradlee, el rebelde director del periódico The Washington Post — serán responsables, creo, de un aumento en el número de estudiantes que querrán entrar a las escuelas de periodismo. Los entrevisté juntos en uno de esos momentos privilegiados que de vez en cuando disfrutamos los periodistas. Yo había hecho mi tarea y les preguntaba sobre la película, pero ellos también querían hablar de la crucial importancia del periodismo en el futuro de Estados Unidos.
Streep desató la ira de Trump hace casi un año cuando lo criticó en los Globos de Oro por burlarse de un reportero con discapacidad. Trump la atacó con un hiriente tuit. Sin embargo, ella no ha parado de defender a los periodistas. “Nuestra nación depende de ustedes, el cuarto poder, nuestra primera línea de defensa contra la tiranía”, dijo en un reciente discurso.
Hanks, sutil, me comentó sobre la nueva cafetera que envió a los periodistas que cubren la Casa Blanca. En la nota decía: “Sigan peleando por las buenas causas, la verdad, la justicia y nuestra forma de vida, pero especialmente por la verdad”. El café ese día, estoy seguro, tuvo un sabor distinto.
La ficción nos puede llevar muy cerca de la verdad. La película “The Post” se basa en la controvertida publicación de los llamados Pentagon Papers a pesar de la dura resistencia del gobierno. Sin embargo, lo más importante es cómo deja al descubierto la fiera tensión que siempre debe existir entre los poderosos y los periodistas.
Salí del cine con la frente en alto y listo para lo que sigue.

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