By Tere Siqueira
Slavery has been outlawed worldwide. But that doesn’t mean it doesn’t continue to exist.
As news agencies are reporting, it’s common in Spanish-speaking countries for indigenous girls to be bought from their parents and forced to work as babysitters or house laborers. Often, they receive little money for their work. Sometimes, they even do it for free.
Guadalupe Perez Castillo is one example of a girl who lived in modern slavery. A native of Tantoyuca, Veracruz, Mexico, she spent 30 years in captivity.
According to CNN, a woman came to her family’s home, claiming she was seeking a babysitter for her children. In exchange, she would pay Perez Castillo and send her to a school in the city. But once they arrived at the woman’s home, Perez Castillo said she was forced to do all the housework and take care of the children for free. In addition, the lady’s husband allegedly raped her. Along with the forced labor and repeated incidents of sexual abuse, Perez Castillo said she was subjected to beatings, lack of food, sleeping on the floor and verbal abuse.
Perez Castillo said she escaped several times, but nobody in the city understood her dialect. Each time, she was returned to the house. She was punished when she tried to escape.
Now 43, Perez Castillo didn’t escape until she was almost 40. One day, the family went to the hospital and she ran away. Later, her captor was convicted on slavery and domestic work charges.
Maria Diaz lived in similar conditions.
“A woman took me to her home when I was only 10 years old,” Diaz said during a recent interview with Dos Mundos. “They used to give my mom money. We were really poor, so I didn’t have a choice.”
Diaz said she took care of the woman’s youngest kid. She also did most of the housework.
“Even though I was really little, the woman used to force me to clean the house,” the native Mexican recalled. “I spent … a few years (there), but I convinced my mother to get me out of there.”
Conditions for girls in similar situations to Perez Castillo and Diaz aren’t expected to change any time soon. There’s little regulation of forced labor in Latin America; and most indigenous people live in poverty, making them vulnerable to exploitation.
Diaz, for one, would like to see conditions change.
“I hope the … (governments) help the girls, so they don’t have to go through what I went (through),” Diaz stated.
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Niñas indígenas viviendo como esclavas en países latinoamericanos
La esclavitud ha sido prohibida en todo el mundo. Pero eso no significa que no continúe existiendo.
Según informan los medios de comunicación, en los países de habla hispana es común que las niñas indígenas sean compradas a sus padres y obligadas a trabajar como niñeras o trabajadoras domésticas. A menudo, reciben poco dinero por su trabajo o aveces, incluso lo hacen de forma gratuita.
Guadalupe Pérez Castillo es un ejemplo de una niña que vivió en la esclavitud moderna. Originaria de Tantoyuca, Veracruz, México, pasó 30 años en cautiverio.
Según CNN, una mujer llegó a la casa de su familia, alegando que estaba buscando una niñera para sus hijos. A cambio, le pagaría a Pérez Castillo y la enviaría a una escuela en la ciudad. Pero una vez que llegaron a la casa de la mujer, Pérez Castillo dijo que se vio obligada a hacer todo el trabajo de la casa y cuidar a los niños de forma gratuita. Además, el esposo de la mujer supuestamente la violó. Junto con el trabajo forzado y los repetidos incidentes de abuso sexual, Pérez Castillo dijo que la sometieron a golpizas, falta de comida, dormir en el piso y abuso verbal.
Pérez Castillo dijo que escapó varias veces, pero nadie en la ciudad entendió su dialecto. Cada vez, fue devuelta a la casa y castigada al tratar de escapar.
Ahora con 43 años, Pérez Castillo no escapó hasta que tenía casi 40 años. Un día, la familia fue al hospital y se escapó. Más tarde, su captor fue condenado por cargos de esclavitud y trabajo doméstico.
María Díaz vivió en condiciones similares.
“Una mujer me llevó a su casa cuando tenía sólo 10 años”, dijo Díaz durante una entrevista reciente con Dos Mundos. “Solían darle dinero a mi mamá. Éramos realmente pobres, así que no tuve elección “.
Díaz dijo que se hizo cargo de la niña más pequeña de la mujer. Ella también hizo la mayor parte del trabajo doméstico.
“A pesar de que era muy pequeña, la mujer solía obligarme a limpiar la casa”, recordó la originaria mexicana. “Pasé … algunos años allí, pero convencí a mi madre para que me sacara de allí”.
No se espera que las condiciones para las niñas en situaciones similares a las de Pérez Castillo y Díaz cambien pronto. Hay poca regulación del trabajo forzoso en América Latina y la mayoría de los pueblos indígenas viven en pobreza, lo que los hace vulnerables a la explotación.
Díaz, por su parte, quisiera ver cambiar las condiciones.
“Espero que los gobiernos ayuden a las niñas, para que no tengan que pasar por lo que pasé”, indicó Díaz.