By Jorge Ramos
Here are three hard truths: 1. There are 1,475 immigrant children unaccounted for in the United States, and officials have no idea where they are; 2. The Trump administration has separated hundreds of children from their parents after they crossed the border illegally; 3. President Donald Trump is to blame for this cruel policy. He could put an end to it, but he doesn’t want to.
If these children were American, this would be a national scandal and a priority for the administration. But since these are Latin American minors who entered the country without a visa or are otherwise undocumented, Trump officials have tried to play down this outrage.
The 1,475 lost children come mainly from Guatemala, El Salvador and Honduras, and arrived unaccompanied at the southern U.S. border between October and December. Officials from the Department of Health and Human Services turned them over to relatives or sponsors, then lost track of them. It’s possible that these kids are doing well, and perhaps some of the families who’ve taken them in are staying under the radar because of their immigrations status. The problem is we don’t know. We don’t know where these children are, or if they are at risk.
And that’s the headline that should worry all of us: The government has lost track of over 1,000 children.
It’s equally outrageous that officials are separating parents from their children at the border. The DHS acknowledged to The New York Times recently that “approximately 700” children had been taken from their parents from October to mid-April. And it’s extremely difficult to know what happened to each of them.
The fate of these children depends on their parents’ legal course of action after they are detained. A parent might be released after a few days, but if he or she had crossed the border without permission at least once before, they might stay locked up for two years before they are deported. Their children are usually turned over to relatives or sponsors, although it’s also possible that they could end up in a labyrinth of foster homes and detention centers.
Among the 700 children separated from their parents, the Times reported that over 100 were under 4 years old. Imagine for a moment the lifelong trauma that these children will suffer.
Cruelty. That’s at the core of Trump’s immigration policy.
“If you are smuggling a child,” said Attorney General Jeff Sessions recently, “then we will prosecute you, and that child will be separated from you as required by law.” The Trump administration is separating families as a strategy to deter undocumented immigration.
According to court documents filed by the American Civil Liberties Union, this is how one mother described being separated from her son: “My son was crying as I put him in the seat. I did not even have a chance to comfort my son, because the officers slammed the door shut as soon as he was in his seat. I was crying too. I cry even now when I think about that moment when the border officers took my son away.”
Because of this Sessions-Trump zero tolerance policy, there are 10,773 immigrant children in custody, according to reports by The Washington Post, far higher than the 8,886 who were in custody on April 29. We don’t know how many of these children were taken away from their parents. We do know that no government should be overseeing 10,000 minors. Children must be with their parents, not in shelters or with strangers.
In a tweet, Trump recently blamed Democrats for the “horrible law” that forces the separation of immigrant children and their undocumented parents at the border. But this is a falsehood. No law forces anyone to do that. Officials are separating families at the border only because it is what the president himself has commanded. Again, Trump could change the policy; he simply doesn’t want to. The U.S. has turned into a cruel place for Latin American children fleeing gangs, poverty and despair. No American would accept such a separation from his or her children.
I could never have imagined that this would be happening here.
(Jorge Ramos, an Emmy Award-winning journalist, is a news anchor on Univision.
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¿Dónde Están los Niños?
Tres datos duros: 1. Sí, siguen perdidos 1.475 niños inmigrantes, y el gobierno de Estados Unidos no sabe dónde están; 2. La administración del presidente Donald Trump ha separado a cientos de niños de sus padres, luego de cruzar ilegalmente la frontera; 3. La culpa de todo esto es de Trump. Él podría parar esta cruel política de inmediato. Pero no quiere.
Si los niños perdidos y separados de sus padres fueran estadounidenses, esto sería un escándalo a nivel nacional y una prioridad para el gobierno de Trump. Pero como se trata de niños latinoamericanos que entraron a Estados Unidos sin visa o documentos legales, los funcionarios trumpistas le han tratado de restar importancia.
Los 1.475 niños perdidos son, en su mayoría, de Guatemala, El Salvador y Honduras, y llegaron solos a la frontera sur de Estados Unidos entre octubre y diciembre del año pasado. Pero luego de haber sido entregados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos a familiares o guardianes dentro de Estados Unidos, les perdieron la pista. Es posible que estén bien y que las familias que los recibieron no quieran ser contactadas debido a su estatus migratorio. El punto es que no sabemos dónde están o si corren algún tipo de peligro.
El titular es terrible: Al gobierno se le perdieron más de mil niños.
También es terrible la práctica de separar a padres de sus hijos luego de cruzar ilegalmente la frontera. El mismo departamento le reconoció al diario The New York Times que “aproximadamente 700” menores de edad habían sido separados de sus padres desde octubre del año pasado hasta mediados de abril de este año. Y es muy difícil saber qué ha ocurrido con cada uno de ellos.
La suerte de estos niños depende del proceso legal de sus padres detenidos. El padre o la madre podría salir del centro de detención en unos días. Pero si entraron ilegalmente en otra ocasión, podrían pasar hasta dos años en una cárcel antes de ser deportados. Sus hijos son, generalmente, entregados a familiares o guardianes. Aunque podrían caer en un laberíntico sistema de guarderías y centros de detención.
Entre los 700 niños separados de sus padres, The New York Times informó que más de 100 eran menores de 4 años de edad. ¿Se imaginan el trauma de por vida para esos menores?
Crueldad. Esa es la nueva política migratoria de Trump.
“Si estás metiendo ilegalmente a un niño al país”, dijo hace poco el fiscal general, Jeff Sessions, “te vamos a acusar formalmente y te vamos a separar de tu hijo, como dice la ley”. El gobierno de Trump está usando la separación de familias como una estrategia para desalentar la migración indocumentada. Eso es lo nuevo.
Así es como una madre describió la separación de su hijo, según los documentos obtenidos por la Asociación Americana de Libertades Civiles. “Mi hijo estaba llorando cuando lo puse en su asiento. Ni siquiera pude tranquilizarlo porque los agentes cerraron la puerta (del vehículo) tan pronto se sentó. Yo también estaba llorando. Y lloro ahora cuando pienso en el momento en que los agentes se llevaron a mi hijo”.
La política de “cero tolerancia” de Sessions y Trump podría aumentar, significativamente, el número de niños a su cargo. Actualmente hay 10.773 niños en custodia del gobierno federal, según reportó The Washington Post. Esa ya es una cifra superior a los 8.886 que había el 29 de abril. No sabemos cuántos de esos menores de edad fueron separados de sus padres. Pero lo que sí sabemos es que ningún gobierno debería estar a cargo de 10 mil niños. Los niños deben estar con sus padres — no en refugios con desconocidos.
El presidente Trump, en un tuit, culpó a los Demócratas de la “horrible ley” que obliga a separar a los padres indocumentados de sus hijos en la frontera. Pero eso es falso. Ninguna ley lo obliga a hacer eso. Si agentes fronterizos están separando familias en la frontera, es por las instrucciones del propio Presidente. Hoy podría cambiar esa política, pero a Trump no le da la gana.
Estados Unidos se ha convertido en un país cruel para los niños latinoamericanos que escapan de las pandillas, de la pobreza y de la desesperanza. Ningún estadounidense aceptaría que lo separaran de sus hijos.
Este no es el país que yo me imaginé.
(Jorge Ramos, periodista ganador del Emmy, es el principal director de noticias de Univision Network. )