Divulgando la cultura en dos idiómas.

María Marín: ¡Cuando otra es más bella que tú!

Si eres una mujer soltera como yo, seguramente has vivido un escenario similar al siguiente. Una noche te arreglas bien bonita: te planchas el cabello, te haces un maquillaje exótico, te pones un vestido espectacular y dices: “Qué bien me veo seguramente hoy conozco a alguien”. Y sales por la puerta de tu casa sintiéndote fabulosa y lista para “cazar”. Pero al llegar al club, después de dar un vistazo a tu alrededor y mirar tantas mujeres bellas, lo primero que viene a tu mente es: “La competencia está fuerte”.

¡Por supuesto que la competencia está fuerte entre las mujeres! Pero la realidad es que en todos lados encontrarás competencia. Y no me refiero únicamente a mujeres. Vivimos en un mundo competitivo, donde todo el mundo desea ser el mejor, ya sea en el campo laboral, en los negocios y por supuesto en el amor.

¿Qué te eleva sobre tus competidores? En el caso de un producto lo que más ayuda a que sea popular y exitoso es la manera en que el vendedor lo ofrece a sus clientes.

Si él habla apasionadamente de este producto y cree en él 100%, los compradores se verán atraídos a descubrir que tan bueno es ese producto. Una vez lo prueben y queden complacidos no harán caso a la competencia.

De igual forma, tú eres como un producto. La diferencia es que en tu caso quien te va a vender eres tú. Te pregunto, ¿cómo te vendes?: ¿insegura? ¿negativa? ¿sufrida? ¿rencorosa? o ¿acaso te vendes feliz, enérgica, apasionada, exitosa, positiva? De acuerdo a tu actitud, se acercarán los prospectos. No temas a tus competidoras. Tú eres única, no existe ninguna mujer que tenga la capacidad especial que tienes tú para amar, escuchar, entender, apoyar y hasta besar.

Para cerrar una venta con éxito tienes que ser apasionada y creer en lo que vendes, en otras palabras, tienes que convencerte que no hay nadie mejor que tú. Cuando crees que en ti 100%, ninguna mujer se compara contigo.

 

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