Divulgando la cultura en dos idiómas.

Catequesis de la fe con el Padre andres

Queridos Lectores:
la Iglesia entra ahora a la celebración de la liturgia de Cuaresma. El Evangelio presenta a Jesús preparándose para la vida pública. Va al desierto donde pasa cuarenta días haciendo oración y penitencia. Allá es tentado por Satanás.
Nosotros nos hemos de preparar para la Pascua. Satanás es nuestro gran enemigo. Hay personas que no creen en él, dicen que es un producto de nuestra fantasía, o que es el mal en abstracto, diluido en las personas y en el mundo. ¡No!
Especialmente durante este tiempo de la pandemia, debemos también pensar en la tentación de no obedecer las reglas de salud para cuidarnos y cuidar de los demás. Cada vez que vamos en contra de algo que es bueno, por simple hecho de que a nosotros nos parece bueno, ahí es donde viene el tentador a dañarnos la mente con ideas que van en el sentido contrario. Por eso no hay que dejarnos vencer del tentador, y por eso en el padre nuestro pedimos que no nos deje caer en la tentación y que nos libre del mal.
La Sagrada Escritura habla de él muchas veces como de un ser espiritual y concreto. Es un ángel caído. Jesús lo define diciendo: «Es mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44). San Pedro lo compara con un león rugiente: «Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe» (1Pe 5,8). Y Pablo VI enseña: «El Demonio es el enemigo número uno, es el tentador por excelencia. Sabemos que este ser obscuro y perturbador existe realmente y que continúa actuando».
¿Cómo? Mintiendo, engañando. Donde hay mentira o engaño, allí hay acción diabólica. «La más grande victoria del Demonio es hacer creer que no existe» (Baudelaire). Y, ¿cómo miente? Nos presenta acciones perversas como si fuesen buenas; nos estimula a hacer obras malas; y, en tercer lugar, nos sugiere razones para justificar los pecados. Después de engañarnos, nos llena de inquietud y de tristeza. ¿No tienes experiencia de eso?
¿Nuestra actitud ante la tentación? Antes: vigilar, rezar y evitar las ocasiones. Durante: resistencia directa o indirecta. Después: si has vencido, dar gracias a Dios. Si no has vencido, pedir perdón y adquirir experiencia. ¿Cuál ha sido tu actitud hasta ahora?
La Virgen María aplastó la cabeza de la serpiente infernal. Que Ella nos dé fortaleza para superar las tentaciones de cada día, tentaciones que se han convertido en depresión, ansiedad, e inclusive con el desanimo espiritual, para decir que la iglesia no esta haciendo nada, cuando la iglesia somos todos los bautizados, no solo la jerarquía, sino todos los miembros del cuerpo de Cristo. Buen inicio de Cuaresma, con la oración, el ayuno y la limosna.

En Cristo, Padre Andrés Moreno

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