Divulgando la cultura en dos idiómas.

Teach your children a balanced use of technology

Commentary by Carey Juez-Perez, Licensed Clinical Social Worker

American culture relies on technology.
Technological devices provide our main sources of entertainment, communication and research information. At work, we use technology every day, whether it’s a computer, a cash register or equipment at a doctor’s office. Even schools have computers for children to research subjects, take tests, complete math problems and type reports.
As parents, we begin to question how much technology is too much. It’s a valid question.
That stated, we must acknowledge that children must learn the basics of technology, so they can be successful. When children grow up, they’ll most likely communicate via email at work. So although writing a letter with a paper and pencil is important, learning to type an email with full sentences and an appropriate tone is equally important.
The internet also provides endless learning possibilities at the touch of a button or buttons. Children can get glimpses of other cultures by watching videos, quickly research their favorite animals or read online books about science.
Thus, it’s evident that technology can be positive for children. But children also must learn skills beyond technology, such as building healthy relationships and teamwork. That is, they must balance their use of technology with the other parts of their lives.
We as adults can encourage children’s creativity by prompting them to play outside or play with building blocks and paint. We must teach children how to communicate face-to-face with eye contact and appropriate body language. We need to read hard-copy books to our children and let them turn the pages. It’s our responsibility to set limits on technology usage, so there’s time to teach and model those lifelong skills.
Ultimately, we must remember a key word for our children’s success: balance.


Enseñe a sus hijos el uso equilibrado de la tecnología

La cultura estadounidense se basa en la tecnología.
Los dispositivos tecnológicos proporcionan nuestras principales fuentes de entretenimiento, comunicación e información. En el trabajo, usamos la tecnología todos los días, ya sea una computadora, una caja registradora o equipos médico. Incluso las escuelas tienen computadoras para que los niños investiguen las asignaturas, tomen exámenes, completen problemas matemáticos y escriban informes.
Como padres, comenzamos a preguntarnos cuánta tecnología es demasiada. Es una pregunta válida
Dicho esto, debemos reconocer que los niños deben aprender los principios básicos de la tecnología, para que puedan tener éxito. Cuando los niños crecen, lo más probable es que se comuniquen por correo electrónico en el trabajo. Entonces, aunque escribir una carta con papel y lápiz es importante, aprender a escribir un correo electrónico con oraciones completas y un tono apropiado es igualmente importante.
Internet también ofrece infinitas posibilidades de aprendizaje con sólo tocar un botón. Los niños pueden obtener información acerca otras culturas viendo videos, investigando rápidamente sus animales favoritos o leyendo libros en línea sobre ciencia.
Por lo tanto, es evidente que la tecnología puede ser positiva para los niños. Pero los niños también deben aprender habilidades más allá de la tecnología, como la construcción de relaciones saludables y el trabajo en equipo. Es decir, debemos equilibrar el uso de la tecnología con las otras partes de nuestras vidas.
Nosotros, como adultos, podemos fomentar la creatividad de los niños incitándolos a jugar al aire libre o jugar con bloques de construcción y pintura. Debemos enseñarles a los niños cómo comunicarse cara a cara con el contacto visual y el lenguaje corporal apropiado. Necesitamos leer libros impresos para nuestros hijos y permitirles pasar las páginas. Es nuestra responsabilidad establecer límites en el uso de la tecnología, por lo que hay tiempo para enseñar y modelar esas habilidades para toda la vida.
En definitiva, debemos recordar una palabra clave para el éxito de nuestros hijos: equilibrio.

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