Rosanna Arquette. Jessica Barth. Juanita Broaddrick. Hilarie Burton. Andrea Constand. Leigh Corfman. Kate Davenport. Alice Glass. Tamara Green. Anita Hill. Juliet Huddy. Angelina Jolie. Monica Lewinski. Bernadette Lopez. Gwyneth Paltrow. Aly Raisman. Anthony Rapp. Alicia Sample. Audrey Wauchope. Faith Winter. Julia Wolov.
These women survived sexual aggression by rich or powerful men or men in positions of supervisory or disciplinary authority over them. Many are well-known, established career women, financially secure, powerful. But they speak for middle-class and working-class women, too. Sexual aggression isn’t exclusive to Hollywood or Washington, D.C.; it’s a potential problem for all working women.
In a show of support and solidarity, Alianza Nacional de Campesinas penned an open letter on Nov. 10 to the women in Hollywood who have made public their experiences of sexual assault and harassment. They wrote on behalf of the roughly 700,000 women who work in the agricultural fields and packing houses.
“Even though we work in very different environments, we share a common experience of being preyed upon by individuals who have the power to hire, fire, blacklist and otherwise threaten our economic, physical and emotional security,” the Alianza letter read.
The floodgates have opened, and it seems that every day, there are new accusations of powerful men sexually harassing or abusing colleagues, clients or subordinates. Sexual predation, it appears, affects many industries — broadcasting, business, education, entertainment, government, Olympics, politics, religion, science, sports, transportation.
It’s almost incomprehensible that sexual misconduct in the workplace is this pervasive and longstanding. But last year, an Equal Employment Opportunity Commission task force published the results of an 18-month study on the situation. In fiscal year 2015, the EEOC received approximately 30,000 charges of workplace harassment on the basis of sex. The task force found that people who were harassed at work most commonly responded by avoiding the harasser; denying or downplaying the gravity of the situation; or ignoring, forgetting or enduring the behavior. The least common response was to file a formal complaint.
The task force recommended changing workplace training. Much of it over the last 30 years has not worked as a prevention tool – it’s been too focused on simply avoiding legal liability, the report read.
Wouldn’t the best place to inaugurate training on appropriate behavior be in homes and elementary schools? “Educating children about the importance of personal boundaries – and empowering them to speak out when they feel violated – is essential,” advocates the YMCA. The charitable organization offers tips for parents on teaching kids about physical boundaries, emotional boundaries and behavioral boundaries. Children with healthy boundaries are more likely to grow into adults with healthy boundaries. Men with healthy boundaries respect others’ boundaries; they aren’t sexual predators.
Sexual predation in the workplace mustn’t be tolerated. It’s a devastating crime that has long-lasting, traumatic effects on victims. Each allegation of sexual misconduct must be investigated to ensure that harassers are found guilty and held accountable and fabrications are exposed to avoid ruining the lives of innocent men.
It’s time to disable the culture of silence that sexual predators in the workplace have exploited to carry on their misconduct with impunity.
Nota bene: Read the EEOC’s Study of Harassment in the Workplace online in English at https://www.eeoc.gov/eeoc/task_force/harassment/report.cfm#_Toc453686298.
Read the Alianza Nacional de Campesinas Nov. 10 letter online in English at http://time.com/5018813/farmworkers-solidarity-hollywood-sexual-assault/.
Depredación sexual en el ambiente de trabajo
Rosanna Arquette. Jessica Barth. Juanita Broaddrick. Hilarie Burton. Andrea Constand. Leigh Corfman. Kate Davenport. Alice Glass. Tamara Green. Anita Hill. Juliet Huddy. Angelina Jolie. Mónica Lewinski. Bernadette López. Gwyneth Paltrow. Aly Raisman. Anthony Rapp. Alicia Sample. Audrey Wauchope. Faith Winter. Julia Wolov.
Estas mujeres sobrevivieron a la agresión sexual de hombres ricos o poderosos en posiciones de supervisión o autoridad disciplinaria sobre ellas. Muchas son mujeres conocidas con carreras establecidas, financieramente seguras, poderosas. Pero también hablan por las mujeres de la clase media y de la clase trabajadora. La agresión sexual no es exclusiva de Hollywood o Washington, D.C., es un problema por el que pueden pasar todas las mujeres trabajadoras.
En una muestra de apoyo y solidaridad, la Alianza Nacional de Campesinas escribió una carta abierta el 10 de noviembre a las mujeres en Hollywood que han hecho públicas sus experiencias de agresión sexual y acoso. Escribieron en nombre de las aproximadamente 700,000 mujeres que trabajan en los campos agrícolas y empacadoras.
“Aunque trabajamos en entornos muy diferentes, compartimos una experiencia común de ser víctimas de individuos que tienen el poder de contratar, despedir, ponernos en la lista negra y amenazar nuestra seguridad económica, física y emocional,” mencionaba la carta de Alianza.
Las puertas se han abierto y parece que todos los días hay nuevas acusaciones de hombres poderosos que acosan o abusan sexualmente de colegas, clientes o subordinadas. La depredación sexual, al parecer, afecta a muchas industrias: radiodifusión, negocios, educación, entretenimiento, gobierno, juegos olímpicos, política, religión, ciencia, deportes y transporte.
Es casi incomprensible que la mala conducta sexual en el ambiente de trabajo sea así de constante y generalizada. Pero el año pasado, un grupo de trabajo de la Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo publicó los resultados de un estudio que duró 18 meses en relación a esta situación. En el año fiscal 2015, la EEOC recibió aproximadamente 30,000 cargos de acoso en el ambiente de trabajo relacionadas con sexo. El equipo de trabajo descubrió que las personas que eran hostigadas en el trabajo respondían con mayor frecuencia evitando al acosador; negando o minimizando la gravedad de la situación o ignorando, olvidando o soportando el comportamiento. La respuesta menos común fue presentar una queja formal.
El grupo recomendó cambiar la capacitación en el lugar de trabajo. Gran parte de la capacitación en los últimos 30 años no ha funcionado como una herramienta de prevención, la mayor parte se ha centrado en simplemente evitar la responsabilidad legal, se puede leer en el informe.
¿No sería el mejor lugar para empezar la capacitación sobre el comportamiento apropiado en los hogares y en las escuelas primarias? “Educar a los niños sobre la importancia de los límites personales positivos y empoderarlos para que denuncien cuando se sienten abusados, es esencial,” defiende el YMCA. La organización benéfica ofrece consejos para padres sobre enseñarles a los niños sobre límites físicos, emocionales y de comportamiento. Los niños con límites positivos tienen más probabilidades de crecer y convertirse en adultos con límites positivos. Los hombres con límites positivos respetan los límites de los demás; no son depredadores sexuales.
La depredación sexual en el lugar de trabajo no debe ser tolerada. Es un crimen devastador que tiene efectos duraderos y traumáticos en las víctimas. Cada alegación de alguna mala conducta sexual debe ser investigada para garantizar que los hostigadores sean declarados culpables, responsables y que las mentiras estén expuestas para evitar arruinar las vidas de hombres inocentes.
Es hora de desactivar la cultura de silencio en el lugar de trabajo, que los depredadores sexuales han explotado para llevar a cabo su mala conducta sin algún castigo.
Nota bene: Lea en línea el estudio sobre acoso en el lugar de trabajo de la EEOC en inglés, en https://www.eeoc.gov/eeoc/task_force/harassment/report.cfm#_Toc453686298.
Lea la carta en línea de la Alianza Nacional de Campesinas del 10 de noviembre en inglés, en http://time.com/5018813/farmworkers-solidarity-hollywood-sexual-assault/.